Hay coincidencia en que anular el referéndum no es eliminar el problema

Independencia e ilusión van de la mano en Cataluña.
Banderas independentistas en Cataluña.

El nacionalismo no surge para buscar logros que sean justos o solidarios sino para crear un descontento crónico que siempre permita exigir más cuotas de poder y el control económico.

Hay coincidencia en que anular el referéndum no es eliminar el problema

Lo saben todos los líderes políticos que han abandonado la primera fila de la batalla, aquellos que ya no necesitan el apoyo de partidos nacionalistas para poder gobernar, aquellos que se han beneficiado de esa presencia nacionalista favorecida ampliamente por una injusta ley electoral creada para calmarlos y obtener su apoyo, pero que acabó poniendo en sus manos la mayoría de las decisiones de estado como los presupuestos y la gobernabilidad. Saber lo supieron siempre aunque es ahora cuando lo dicen, igual que en el PP también lo saben aunque no lo digan. No habrá referéndum en Cataluña, eso es relativamente sencillo, pero el proceso, la controversia, y el enfrentamiento permanente continuará porque aunque solo sea el 35% de los catalanes, o el 41, que lo mismo da, es una bolsa que se continuará alimentando y engordando desde las escuelas, colegios, universidades, medios públicos de comunicación, y hasta en las Iglesias porque son activistas mientras los no nacionalistas, aquellos que se sienten catalanes y españoles o solo españoles, tienen otras preocupaciones y otras luchas.

El porqué el PP y el PSOE, el bipartidismo que sigue sumando mayoría, no quieren modificar la ley electoral como pide Ciudadanos queda al descubierto cuando comprobamos cómo son beneficiados por la ley vigente y la ley D'Hont . Ese cruel dilema entre lo util al partido y lo justo, entre el partido y la patria. Mientras, los nacionalistas continúan su camino educando a los niños en la idea de que ellos son diferentes y especiales, que merecen mucho más por su origen e identidad, y que tienen un enemigo común que lo impide. ¿Que hay que alterar la historia? ¿Que hay que fomentar el odio? ¿Que hay que prometer utopías? Pues se hace. Es cuestión de tiempo, de 5 o de 25 años, pero siguen avanzando mientras los partidos nacionales se debaten en luchas internas o de poder sin lograr un consenso para reformar la Constitución y para hacerla cumplir. El problema es que la reforma exige una mayoría cualificada que es imposible obtener sin sumar al PP que disfruta de una mayoría de bloqueo en el Congreso y en el Senado, y que arrimarse al PP, hoy gobernado por Rajoy, resta votos y nos lleva al dilema ya enunciado ¿El partido o la patria? Hasta ahora ha sido fácil, siempre el partido porque solo gobernando se pueden hacer las cosas bien. Es triste pero es así, los partidos no saben ser oposición constructiva pese al ejemplo de la mayoría de países europeos donde los gobiernos de coalición o concentración son algo habitual incluso sin ser necesario, como es el caso de Francia donde el liberal Emmanuel Macron pese a su amplia mayoría ha incluido en su gobierno todas las tendencias.

España está mal, tiene problemas, problemas graves de difícil solución por haber dejado avanzar demasiado la enfermedad, y ahora necesitamos un culpable o un inocente, ya veremos, pero el jurado formado por los líderes políticos que hemos elegido disfrutar o sufrir, deben encerrarse en la habitación donde han de deliberar sobre el problema, hacer un veredicto y lograr la unanimidad para imponer una sentencia y hacerla cumplir. Ese consenso se llamará Constitución, no sabemos si simétrica o asimétrica, federal o central, si dejan todo como está o lo cambian, pero por consenso y con la fuerza que imponen las urnas con una ley electoral modificada igual que la Carta Magna. Mientras los partidos nacionales se lo piensan, los nacionalistas han iniciado su trabajo constante para que Valencia y Baleares hablen catalán, olviden sus particularidades, y se sumen a su insumisión. No lejos de allí, los nacionalistas del País Vasco trata de apropiarse de Navarra. ¿Despertaremos a tiempo?

Comentarios