Alberto Núñez Feijóo sigue dispuesto a dar el salto a la política española

Alberto Núñez Feijóo. / Xoán Crespo
Alberto Núñez Feijóo. / Xoán Crespo

Su círculo de confianza así lo cree, aunque el interesado no se haya pronunciado con claridad. Por activa y por pasiva, ha repetido que la actual, que concluye en 2020, será su última legislatura como presidente de la Xunta de Galicia.

Alberto Núñez Feijóo sigue dispuesto a dar el salto a la política española

No es casualidad que su nombre salga a relucir en la (zafia) conversación privada filtrada estos días entre Ignacio González y Eduardo Zaplana en la que ponen a Rajoy como chupa de dómine. Alberto Núñez Feijóo es la primera opción que barajan desde hace tiempo muchos de los dirigentes del Partido Popular –sobre todo los “barones” regionales de más peso– como relevo natural de Don Mariano al frente del partido, el día que el presidente del Gobierno decida ponerse a un lado. Naturalmente hay unos cuantos candidatos y candidatas más en disposición de dar la batalla sucesoria. Lo harán cuando llegue el momento de la verdad, algo que por cierto ahora mismo nadie ve cercano. A esos niveles se da por descartado que Rajoy haga “un Aznar”, que sea él quien señale con el dedo a su delfín (o delfina). Dada su reconocida alergia a tomar decisiones delicadas, lo más probable es que se siente a esperar que otros le solucionen el problema. O que, como mucho, se limite a mostrar sus preferencias en “petit comité” a las personas encargadas de “cocinar” el recambio. Sea como fuere, Feijóo estará, si él lo quiere, en la “pole position” o una fila más atrás.

Lo que todos los implicados en ese proceso pueden dar por seguro es que Alberto Núñez Feijóo no se va a prestar, ni ahora ni nunca, a maniobras orquestales en la oscuridad para moverle la silla a Rajoy. Ni a él ni seguramente a ningún otro que estuviera en el machito. Esas cosas no van con él, no encajan en su concepción de la política. Porque si hay algo sagrado para Don Alberto es la lealtad a sus mentores, a los que le animaron y le apoyaron cuando decidió dar un paso adelante y optar al relevo de Fraga al frente del Pepedegá. Y además el de Os Peares es de los que se sienten muy incómodos en la brega partidista, no le van las capillas, ni los cenáculos, ni los contubernios…

En cualquier caso, eso sí, Alberto Núñez Feijóo sigue dispuesto a dar el salto a la política nacional. Su círculo de confianza así lo cree, aunque el interesado no se haya pronunciado con claridad. Por activa y por pasiva, ha repetido que la actual, que concluye en 2020, será su última legislatura como presidente de la Xunta. Salvo que se produzca un cataclismo, y por más que se lo pidan quienes pueden pedírselo, no se presentará a la reelección. Quiere pasar página. Se le nota a la legua el escaso entusiasmo con que afronta la gestión del día a día en San Caetano o lo poco que le motivan ya los duelos dialécticos con la Oposición en el Parlamento.

Por lo que se refiere a la dirección regional del partido, el reto es cerrar su etapa de liderazgo reconquistando para los “populares” al menos las tres principales alcaldías urbanas y las dos Diputaciones que perdieron en 2015. Para Alberto Núñez Feijóo se trata de un objetivo difícil pero alcanzable y que a su vez serviría para allanar el terreno de cara a que el PP se mantenga al frente de la Xunta, sea quien sea el que le sustituya como presidenciable. Conservar el poder autonómico dependerá, y mucho, de que sus oponentes (socialistas, rupturistas y nacionalistas) sigan por el camino de la división interna y el enfrentamiento entre ellos que les desautoriza como alternativa. Y en esas están. También influirá lo suyo lo que pueda suceder en el escenario político estatal, con el conflicto catalán, los juicios por corrupción o un más que probable adelanto de elecciones generales. A casi tres años vista, puede pasar casi cualquier cosa…O nada. Y entre tanto, el que quiera conspirar que conspire y Feijóo a lo suyo.

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