Las 5 claves para entender el fracaso de la reforma sanitaria que promueve Trump

Manifestantes se oponen a la propuesta de Trump. Twitter
Manifestantes se oponen a la propuesta de Trump. / Twitter

A pesar de todas las campaña que realizó Donald Trump para vender su idea y eliminar el Obamacare, el programa sanitario que dejó su antecesor seguirá vigente hasta nuevo aviso.

Las 5 claves para entender el fracaso de la reforma sanitaria que promueve Trump

Un trabajo realizado por la BBC de Londres detalla las 5 claves del fracaso de la reforma sanitaria que el presidente de los Estados Unidos desea implementar y que no consiguió los votos necesarios para eliminar completamente el Obamacare. Algunos analistas consideran que las disputas internas entre el Partido Republicano hicieron mella en la iniciativa que esgrimió el flamante jefe de Estado en su campaña electoral.

1. Un negociador sin éxito

Donald Trump apostó por su reputación de dealmaker, un hombre eficiente cerrando contratos. El presidente alabó las bondades del proyecto en Twitter, en conferencias de prensa y en eventos parecidos a mítines electorales. El viernes, Sean Spicer le dijo a los reporteros que el presidente había hecho "hazañas extraordinarias" en su intento por conseguir que el proyecto fuera aprobado. Y la realidad, independientemente de si el mandatario hizo su mejor esfuerzo o no, es que el proyecto de ley se quemó.

Trump prometió una votación el jueves, que no se produjo. Después prometió una votación el viernes, y tampoco sucedió. Y le advirtió a su partido sobre las terribles consecuencias de un fracaso, pero parece que lo ignoraron. Después de que se cancelara la votación programada inicialmente para el jueves, los líderes republicanos concluyeron el viernes que no tenían suficiente apoyo para conseguir la aprobación de la Ley de Cuidado de la Salud. A poco más de dos meses de su presidencia, los sondeos de opinión muestran que su popularidad está cayendo, su agenda está contra las cuerdas y su poder se ha visto disminuido.

Los republicanos siguen sin un plan de salud alternativo al Obamacare

2. El líder solitario

Si el día fue malo para Trump, también lo fue para Paul Ryan, cuya incapacidad para controlar a sus compañeros legisladores fue puesta en evidencia. Cuando se paró frente a las cámaras para explicar la derrota, se veía y sonaba como el entrenador de un equipo que acababa de perder un partido clave para el cual se perfilaba como el favorito. El líder de la Cámara de Representantes tiene poder considerable para ejercerlo sobre los legisladores. Es quien se encarga de establecer las reglas del debate, quien controla las asignaciones de los comités, quien determina las prioridades legislativas y quien puede dirigir los fondos del partido para sus seguidores.

Pero nada de eso fue suficiente para prevenir que tanto gente de la derecha como de la izquierda de su partido desertaran la causa del proyecto de ley. Los legisladores del Freedom Caucus, un bloque que reúne a congresistas de la derecha del partido, podrá tener sólo 29 miembros, pero demostró que puede estar hombro a hombro con Ryan y prevalecer, incluso después de haber obtenido numerosas concesiones, como ocurrió en los últimos frenéticos días.Y ahora que han probado el sabor de la victoria, se mostrarán más poderosos frente a Ryan en futuras batallas legislativas.

3. La reforma no debía ser prioridad

Recientemente el periódico The New York Times reportó que el presidente dijo en privado que nunca debió haber asumido la reforma sanitaria como su primera prioridad legislativa. Aunque mencionó el tópico repetidas veces durante la campaña electoral, siempre se percibió como una concesión a la base republicana: un poco del evangelio conservador que los más miembros más duros del partido esperaban escuchar. Las políticas relacionadas con el comercio, el gasto en infraestructura, la reforma de impuestos y ese muro "grande y hermoso" en la frontera entre Estados Unidos y México siempre estuvieron entre los temas más cercanos al corazón de Trump.

Esos asuntos de la agenda, sin embargo, ahora están riesgo, a medida que la reforma de salud se hunde entre las olas.  El recorte de impuestos, por ejemplo, se volverá considerablemente más complicado mientras los aspectos fiscales del Obamacare se mantengan en los libros de cuentas. Seguramente habrá miembros del Congreso que querrán insistir en revocar el Obamacare, como lo han tratado de hacer es los últimos siete años. Será difícil definir el siguiente paso que darán. Y es que no todo el mundo está dispuesto a escuchar a un presidente que se equivocó en su primera gran prueba legislativa.

4. Obamacare sigue, pero con tropiezos

"No sé qué otra cosa decir además de que el Obamacare es la ley en vigencia", indicó Ryan cuando concedió la derrota. "Vamos a vivir con el Obamacare en el futuro próximo". Pero aunque la reforma de salud de Obama podrá seguir vigente, su futuro es todavía turbio. Aunque el Congreso falló en su intento por desmantelar la ley, el gobierno de Trump todavía puede socavarla a través de acciones ejecutivas. De hecho, ya lo ha hecho.

El mandato de que todos los estadounidenses deben comprar un seguro de salud no se está implementando. Se están reduciendo los esfuerzos para alentar a que la población se registre en planes de salud. Más estados tendrán un margen de maniobra para alterar y ajustar la forma en que se implementa la ley. Y todo esto podría significativamente afectar la manera cómo se percibe y cómo opera el Obamacare a lo largo de Estados Unidos. Trump ha dicho repetidamente que la maniobra política más sabia de los republicanos era permitir que los sistemas del Obamacare colapsaran por sí solos y, después, culpar del caos resultante a los demócratas. La conclusión es que el Obamacare sigue vivo y quizás verá otra llegada demócrata al poder que lo ayude a revivir.

5. Militantes y activistas molestos

Por siete años, los republicanos han estado prometiendo que terminarían con el Obamacare. Y, en 2010, ganaron el control de la Cámara de Representantes. En 2014, obtuvieron el control del Senado. Y en 2016 conquistaron la presidencia. Por fin, le dijeron a los republicanos de base, que la victoria estaba en sus manos. Pero en esta oportunidad, se les fue por entre los dedos.

Y en algún punto, la base republicana podría empezar a preguntarse si el Obamacare desaparecerá algún día. Los moderados temen que la legislación propuesta deje a muchos de sus constituyentes sin atención de salud. Los más conservadores, por su parte, piensan que los esfuerzos no llegaron lo suficientemente lejos. Cuando la próxima elección empiece a calentar los motores, el Partido Republicano podría enfrentar a un Partido Demócrata agitado y a una base desilusionada por el fracaso. Eso, aunque es innecesario decirlo, es una receta para un desastre electoral.

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