36 años después de ocurrido siguen sin respuesta varias claves del golpe del 23-F

Adolfo Suárez sale en defensa de Gutiérrez Mellado.
Adolfo Suárez sale en defensa de Gutiérrez Mellado.

Del 23-F sigue sin saberse toda la verdad, como el alcance de la trama civil. Han aparecido golpistas confesos sin castigo o participantes destacados que hicieron carrera como el oficial de la Guardia Civil que mandaba el cerco exterior del Congreso, que llegó a coronel.

36 años después de ocurrido siguen sin respuesta varias claves del golpe del 23-F

El 23-F sigue sin explicarse a fondo: ni se sancionó a todos los implicados, ni se investigó al trama civil ni se conoce la conversación de Armada con Juan Carlos I, poco antes del golpe, que el primero no usó en su defensa por lealtad al Rey, tras serle denegado el permiso que solicitó para hacerlo tal y como cuenta en sus memorias. El Rey pidió al día siguiente del intento de golpe “prudencia” a los principales dirigentes de los partidos, según narró Santiago Carrillo en sus memorias.

Lo que, sin duda, mejor explica en qué paró todo aquello es el hecho de que el oficial de la Guardia Civil sublevada que mandaba el despliegue exterior de los golpistas salió tan bien parado que llegó a coronel, sin el menor obstáculo en su carrera, e incluso era paradójicamente, el responsable de examinar sobre la Constitución a los agentes que deseaban promocionarse dentro del cuerpo. En estos años transcurridos, algunos altos oficiales golpistas, ya retirados, han confesado que estaban con el golpe, aunque nunca llegaron hasta ellos.

El País 1

La histórica primera página de El País.

 

Hay dos elementos claves, ambos en las memorias de dos protagonistas de aquel día, aunque en planos distintos: el ex preceptor y jefe de la Casa del rey Alfonso Armada, y el secretario general del Partido Comunista. Repasar sus memorias ayuda a cubrir muchas lagunas y preguntas sin respuestas.

En el primer epílogo de su libro exculpatorio “Al Servicio de la Corona”, el ex general Alfonso Armada escribe:

"La verdad es que estuve toda la noche tratando de sofocar la revuelta y no hice nada sin conocimiento y autorización superior Me llena de indignación que piensen que he sido desleal al rey. ¡Desleal yo al rey! Nada más incierto. En mi última visita el 13 del mes pasado, en La Zarzuela, ya le dije que había descontento en el Ejército. No pude hablar del golpe del teniente coronel Tejero porque no sabía nada de él. Conté a su majestad todo cuanto yo sabía. Lo mismo hice con el teniente general Gutiérrez Mellado. Nunca he ocultado nada a mis superiores."

En el epílogo definitivo, el 25 de octubre de 1983, Armada se refiere a dicha conversación clave con el Rey el 13 de febrero de 1981, que según dice, no fue autorizado a emplear en su defensa, pese a pedirlo por carta manuscrita. Este hecho ha sido repetidamente ignorado lo que dio lugar a diversas interpretaciones, incluso atribuyendo a Armada un papel semejante al que el general Tojo asumió en el Japón con respecto a la propia responsabilidad del emperador Hiro-Hito en las atrocidades japonesas de la II Guerra Mundial.

Armada concluye su alegato:

No engañé a nadie. El doble juego que me atribuye la sentencia de la Sala 2.a del Supremo no puede sostenerse leyendo las declaraciones de los testigos presenciales recogidas en el sumario. Antes de ir al Congreso, hablé con La Zarzuela y con el JEME. Comenté ampliamente el asunto con mis compañeros. Transcurrió más de una hora hasta que Gabeiras me ordenó ir. Así lo declaran más de quince generales y jefes. El propio general Gabeiras dice en su declaración: “Como me interesaba mantener los contactos con Tejero, autoricé a Armada para que fuese al Congreso.” Puso a mi disposición el avión que habría de ofrecer y me indicó que no utilizase el nombre del rey; que fuese “a título personal”. Cumplí rigurosamente lo ordenado. Tampoco quise engañar al teniente coronel Tejero; le hablé con claridad; le ordené que retirase la fuerza; le ofrecí el avión; le insistí durante más de media hora. Llamamos a Valencia. El general Miláns trató de convencerle. No fue posible. Fracasé, pues, en mi gestión de liberar a los diputados".

Otro párrafo revelador del libro dice:

"Considerábamos todos que la situación era grave; creíamos que había que solucionar el problema cuanto antes. Actué “a título personal”. No me extralimité en mi gestión. Obedecí todas las órdenes". Y concluye: "Agrego a este resumen final que en carta manuscrita, el 23 de marzo de 1981, pedí a su majestad autorización para utilizar en mi defensa la conversación del día 13 de febrero en su despacho y que esta petición me fue denegada. Cumplí la orden, bien a mi pesar. Estoy convencido de que la carta llegó a su destino. Tengo pruebas escritas de ello"

La versión de Pardo Zanjada

Uno de los protagonistas del 23-F, el ex comandante Pardo Zancada, en un documentado libro, titulado “23-F, la pieza que falta”, aparte de un relato minucioso, desde dentro de aquel acontecimiento, deja en el aire algunas preguntas dudosas, en el epílogo y las conclusiones de su obra. El ex oficial ni se arrepiente ni se disculpa, sino que, desde su posición política, asume los hechos; pero dice algunas cosas interesantes. Pero al mismo tiempo vuelve a sembrar la duda sobre el propio papel del monarca:

"Los monarcas no organizan nada, ni se espera de ellos que lo hagan. Tienen quien trabaje para ellos, con o sin su dirección o impulso. El general Armada ofreció una solución para ese cambio. El secreto de si la iniciativa fue del Rey o suya sólo lo tienen ambos, y en ese punto por más que sea un desiderátum general, no hay quien entre. Ahora bien: el nombre del Rey se utilizó. Lo invocó Armada, que quería darle una salida a la situación por la vía de sustituir al que consideraba culpable de casi todo: a su rival, a Suárez".

 

1981 Manuel PÈrez Barriopedro, Ispanya
÷d¸ll¸ kare, Albay Molina ve askeri polisin Ispanya Parlamentosu'nu rehin aldigi 23 Subat 1981'de Áekildi. Rutin bir parlamento g¸n¸ yasayacagini zanneden Ispanyol fotografÁi filmleri ayakkabisinda sakladi

La foto más conocida del golpe.

 

El testimonio de Carrillo

Sabemos, y ahí está el testimonio de Carrillo, que hubo una petición del Rey a los dirigentes políticos de prudencia, lo que confirma que en el asunto del 23-F no se llegó al fondo. En sus memorias, el relato del entonces secretario general del Partido Comunista es más preciso que en las declaraciones a los medios:

"Al anochecer [del 24 F], tras haber descansado un poco, el rey convocó en la Zarzuela a los líderes políticos. Acudimos Rodríguez Sahagún, Fraga, Felipe González y yo. Cuando llegamos estaba también Adolfo Suárez, presidente saliente que se había portado gallardamente esa noche. Una vez reunidos el rey nos leyó una declaración en la que, en definitiva, se nos exhortaba a hacer una política que superara hechos como los acaecidos, pues si se repetían no era probable que a él le dejaran las manos libres para sofocarlos. Se nos decía además que era preciso exigir responsabilidades a los jefes comprometidos, con energía, pero sugiriendo que la represión no alcanzase a demasiada gente pues podría provocar un problema mayor: aunque no fueran éstas exactamente las palabras pronunciadas, ése, inequívocamente, era su sentido".

"Suárez nos contó una anécdota. Al salir del Congreso se enteró de que quien había negociado la rendición de Tejero había sido el general Armada. Éste era considerado por Suárez como un conspirador y un adversario de la democracia y por eso siempre se había negado a colocarle en un puesto militar importante. Pero lo del «pacto del capot» le confundió y al ir a ver al rey se excusó por haber tenido una opinión equivocada del general: “No te equivocaste –le contestó el Rey-. Armada era el jefe de la conjura”.

Preguntas sin respuesta

De las repetidas palabras de Santiago Carrillo se desprende una clara conclusión: La depuración de las responsabilidades e implicados (algunos fueron apareciendo más tarde), en el intento de golpe de Estado de 1981, se llevó a cabo de manera discreta e incompleta, sin llegar deliberadamente al fondo del asunto. Realmente, desde la perspectiva de nuestros días no cabe otra interpretación de las palabras del Rey a los dirigentes de los partidos democráticos:….”era preciso exigir responsabilidades a los jefes comprometidos, con energía, pero sugiriendo que la represión no alcanzase a demasiada gente pues podría provocar un problema mayor”.

 Con respecto a la posición del rey con los golpistas del 23 F de 1981, el 5 de febrero de 2012, el diario “El País” recogía una información, publicada en Alemania por el semanario “Der Spiegel” según la cual Carlos expresó “comprensión, si es que no incluso simpatía” por los sublevados. El origen de tan sorprendente afirmación se situaba en un despacho del entonces embajador de Alemania en Madrid, Lothar Lahn, quien llegó informar a su Gobierno de las palabras “casi de disculpa” que el Rey dedicó a los militares sublevados contra el Gobierno de Adolfo Suárez. En una reunión privada entre el embajador y el Jefe del Estado que tuvo lugar en el Palacio de la Zarzuela el 26 de marzo, Juan Carlos explicó a Lahn que los militares conjurados “solo querían lo mismo a lo que todos aspiramos: el restablecimiento del orden, la disciplina, la seguridad y la calma”.

Fernando Ramos y Gutiérrez Mellado.

Fernando Ramos y Gutiérrez Mellado.

Cada 23-F, pese al tiempo transcurrido las mismas preguntas esperan respuesta. Y han pasado 36 años. Por cierto que cuando, tras al intento de golpe de Estado, entrevisté al general Gutiérrez Mellado y le pregunté en qué pensaba cuando de modo tan gallardo quiso reducir a Tejero, me dijo: “Que por nada del mundo volviera a haber en España otra guerra civil”.

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