España o como se llame ahora “ese país que usted menciona”, que diría Rajoy...

Un reloj parado.
Un reloj parado.

... no aguanta hasta 2016. Frente a estos relojes parados, que repiten la hora exacta dos veces al día, ha llegado el momento de que los ciudadanos pongamos nuestros relojes en hora.

España o como se llame ahora “ese país que usted menciona”, que diría Rajoy...

... no aguanta hasta 2016. Frente a estos relojes parados, que repiten la hora exacta dos veces al día, ha llegado el momento de que los ciudadanos pongamos nuestros relojes en hora.

 

El trabajador Cándido Méndez, que lleva treinta años sin fichar en el turno de las seis de la mañana de una empresa metalúrgica, es secretario general de UGT desde 1994 y, tras veinte años en el cargo, se renovó a sí mismo en el XLI Congreso federal, abril 2013, durante cuatro años más (hasta abril de 2017), congreso en el que UGT modificó sus estatutos limitando los mandatos del futuro secretario general, pero haciendo una excepción con el propio Méndez. Un disparate. Ahora Cándido ha caído del guindo y anuncia que UGT adelantará su XLII Congreso un año, para anticipar su retirada a 2016. ¡Ostras, Pedrín, qué sacrificio! Cándido Méndez aún no se ha enterado de que su tiempo acabó hace diez años.

Al otro lado del telón de grelos, en Galicia, el líder nacionalista Xosé Manuel Beiras, que cumplirá 80 años en 2016 anuncia también que “no repetirá como candidato a la Xunta en otoño de 2016”, todo ello sin que consten noticias de que a Méndez y a Beiras sus respectivas bases les hayan suplicado por aclamación repetir en 2016. ¡Qué será de la pobre UGT y de la pobre Anova sin sus líderes carismáticos!

Al mismo tiempo, el presidente Rajoy convocará elecciones por imperativo legal, como muy tarde en noviembre de 2015, de modo que dando por descontado que la ciudadanía le dará el finiquito, también Rajoy se despedirá en 2016, por el bien de España.

Y también en esa fecha mágica, el honorable Artur Mas culminará su hoja de ruta, conduciendo como Moisés a su pueblo a la Tierra Prometida de la Independencia, y luego humildemente hará mutis por el foro, pues está inscrito en el ADN de Moisés que no entrará en la Tierra Prometida [pero no se tomen a coña el tema de Cataluña, que el desafío va muy en serio].

Otra que tampoco llega al 2016 por humildad y por el bien de España es Ana Mato, ya ni siquiera llega a comer el turrón y las uvas; pero con gestos así, de grandeza patriótica a lo Monago, nos vamos acostumbrando a prescindir de todos estos imprescindibles que llevan retraso acumulado de varios años y no quieren enterarse de que el país, “la gente” como le gusta decir a Mariano, está en otra cosa.

¡Ah, Rajoy!, le oyes hablar esta mañana en el Congreso y parece un registrador dando el tema 42 de la oposición: impecable monotonía de la lluvia tras los cristales, pero hace tiempo que la gente ha desconectado de todos ellos y da igual que proponga un carro de medidas anticorrupción o lo contario, da igual que se vista de lagarterana y salga a pasear con Pedro Sánchez del ganchete, da igual porque en este país no les creen a ninguno de ellos ni su chófer.

España o como se llame ahora “ese país que usted menciona”, que diría Rajoy, no aguanta hasta 2016: lean la cara del Presidente hoy en la tribuna de las Cortes: “Pánico”. Frente a estos relojes parados, que repiten la hora exacta dos veces al día, ha llegado el momento de que los ciudadanos pongamos nuestros relojes en hora. Como diría la analista Irene Doval: —¡Chao, pescao!

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