Tabaco puro: el arte de una buena bocanada

Carlos Indriago. / Mundiario
Carlos Indriago. / Mundiario

Aprender a disfrutar de los placeres de los puros o tabacos no es tarea sencilla, pero es una afición que permite desarrollar los sentidos. Desde el encendido hasta la fumada; el tener un cigarro en las manos es un arte.  

Tabaco puro: el arte de una buena bocanada

“Si no puedo fumar puros en el Paraíso, no iré”.

Mark Twain.

Para unos es una afición de clase media-alta, para otros es un arte que se disfruta a ratos y en cada bocanada. El placer de fumar puros va más allá de tener un cigarro entre las manos. Textura, vitola, sabor, gusto y calidad acorde a lo que busca el fumador flotan en el ambiente tabaquero. También hay quien dice que un tabaco no es un mero objeto, sino una pequeña obra de arte que conjuga pasión y dedicación y el producto final de una estela de procesos que terminan en un cepo de una vitola con aroma y texturas.

El disfrutar de un puro, habano o tabaco no es algo que se tome a la ligera, pues si no se tiene cierto conocimiento el hecho de fumar puede ser de una sensación agradable o simplemente una pesadilla.

En la actualidad existen alrededor de 80 formatos  de tabacos con sus complejas características. Principalmente una que se debe saber es la que hay dos formas de fabricarlos: una es a mano y la otra es con máquinas.

Las más grandes tabacaleras están en Cuba, pero República Dominicana, Honduras, Costa Rica y Venezuela son famosos por su buenos tabacos. Tampa, en Florida, también tuvo mucha tradición

Las más grandes tabacaleras están en Cuba, pero República Dominicana, Honduras, Costa Rica y Venezuela son famosos por su buenos tabacos. Tampa, en Florida, también tuvo mucha tradición.

Cabe acotar que solo el término de “habano” es cuando el cigarro es manufacturado en Cuba.

En cuanto a los tamaños podemos encontrar desde los Belicoso, Churchill, Corona, Petit Corona entre otras.

Carlos Indriago, especialista de medicina interna, propietario de Puro Tabaco, habló para MUNDIARIO, sobre esta afición que conjugan, pasión, sabor y placer. Indriago manifestó que el requisito principal y sine qua non para comenzar a fumar puros es ser un catador, pues el desarrollo del paladar y las papilas gustativas le dará una capacidad de percibir sabores y aromas que el común de la gente no aprecia.

“Hay que aprender a apreciar el sabor de las comidas, bebidas y así desarrollar esa facultad especial para disfrutar de un buen tabaco”, precisó.

Este propietario de una tabaquería en Maracaibo (Venezuela) también comentó que la mejor forma de disfrutar de un puro puede ser con un café después de una comida o con licor.

Para Indriago la mejor combinación sería con un ron de alta gama, pues su sabor se combinaría perfectamente a los gustos que tendría la vitola. “Aconsejaría acompañar el tabaco con ron y chocolate. Fumar el puro, beber un sorbo de buen ron y terminar con un trozo de chocolate, en un 60% de cacao, con eso se empiezan a despertar los gustos”, aseguró.

El fumar más que un hobby es un arte, un placer que seduce paladares que embriaga con sensaciones, que a veces son indescriptibles. Ya lo dijo Winston Churchill: “Fumar puro es como enamorarse. En primer lugar, se sienten atraídos por su forma, te quedas por su sabor y siempre se debe recordar, nunca dejar que la llama se extinga.” @mundiario

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