Romeros de postín suelen ataviarse con un poncho de lana

Ponchos de lana.
Ponchos de lana.

Quienes acuden a la romería de El Rocío –se celebra el fin de semana del Lunes de Pentecostés– saben bien lo que significa llevar un buen poncho para hacer el camino.

Romeros de postín suelen ataviarse con un poncho de lana

En la memoria colectiva, tal vez la primera imagen que nos hace pensar en un poncho es la de Clint Eastwood a lomos de su caballo en un spaghetti western a mediados de los años 60. El cine tiene esa fuerza. Pero el propio refranero popular asume su valor cuando evoca que el sol es el poncho de los pobres. Vuelven, pues, los ponchos, tal vez porque nunca se han ido. Llevan toda una vida con nosotros.

Quienes acuden a la romería de El Rocío –se celebra el fin de semana del Lunes de Pentecostés– saben bien lo que significa llevar un buen poncho para hacer el camino. Este año 2017, el momento álgido del fervor colectivo se alcanzará en la noche del domingo 4 al lunes 5 de junio y algunos, por cierto, ya se están preparando para la ocasión, toda una manifestación de religiosidad popular católica andaluza en honor de la Virgen.

La santa se encuentra en la ermita de El Rocío, en la aldea almonteña del mismo nombre, en la provincia de Huelva, donde la hermandad de Almonte es la encargada de organizar todos los cultos. Romeros de postín suelen ataviarse con un poncho, prenda de abrigo que consiste en una manta cuadrada o rectangular, de lana o paño, con una abertura en el centro para pasar la cabeza, y que cubre desde los hombros hasta más abajo de la cintura.

Pero no solo estos romeros, claro está, ya que en algunos países de América, el poncho es una de las prendas utilizadas por los hombres de campo. Además, los ponchos de lana para niña y mujer constituyen una de las tendencias de moda de los últimos años, no solo en Andalucía y en general en España, donde estas prendas suelen ligarse a la doma vaquera, El Rocío y el mundo del caballo en general, sino también a nivel europeo y estadounidense. No es tampoco una casualidad que los ponchos sean amigos de los sombreros de caballero y de las botas camperas.

Cada temporada se crean modelos nuevos en base a los colores y tendencias que se llevarán en invierno

Los colores que se llevarán en invierno dominan los diseños de los modelos de los ponchos de cada temporada. En general, los ponchos tradicionales hechos con lanas del país son los preferidos de los hombres y los ponchos de la mejor lana merina tienen cada vez más tirón dentro del público femenino, que lo usa como un abrigo de lana casual, juvenil y urbano. Lo saben bien en la fábrica de mantas de Grazalema, cuyos orígenes se remontan a 1908, cuando el empresario textil Vicente Narváez Bajón construyó una fábrica de hilados, mantas y paños de lana a escasos kilómetros de Grazalema, en tierras gaditanas de la Ribera del Gaidovar. 

"Los ponchos de lana tienen un acabado artesanal a mano: para la elaboración de los mismos se han intercalado labores tradicionales de fabricación artesanal y acciones mecanizadas imposibles de eludir en la actualidad como es el urdido o diseño de los colores y dibujos, el tejido de las piezas y el perchado, que es cuando se le saca el pelo el tras el batanado", explican desde Grazalema, cuya técnica de fabricación dista mucho en acabado y en manufactura de las clásicas labores de aguja. El proceso de acabado, denominado batanado, ha tenido lugar en batán de mazos de madera de forma tradicional, "como ya hicieran nuestros antepasados siglos atrás en máquinas muy similares", precisan en la mencionada fábrica de mantas.

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