¿Preocupa realmente la contaminación?

La refinería de Repsol con A Coruña al fondo. / Xurxo Lobato
La refinería de Repsol –fuente de contaminación– con A Coruña al fondo. / Xurxo Lobato

Con el 5% del PIB de España, Galicia es responsable del 15% de las emisiones a la atmósfera. Es decir, su industrialización es escasa pero su nivel de contaminación está fuera de toda lógica ambiental y económica.

¿Preocupa realmente la contaminación?

Debido a la contaminación, la mitad de la población gallega o quizá más estaría respirando –especialmente en las ciudades– aire contaminado con partículas pequeñas con valores algo superiores a los establecidos por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de su gravedad, es un tema que no está en la agenda política de Galicia. Ni para industrializar esta comunidad de otra manera –más, pero mejor– ni para reducir los actuales niveles de contaminación. Y no se trata de que la Administración no lo sepa: lo sabe y le consta, como ha comprobado el diario La Región. Veamos un caso real, muy concreto, de cómo hay gobernantes que miran –literalmente– para otro lado ante la contaminación.

El pasado 25 de octubre de 2016 fue enviado por correo electrónico a la Fiscalía de Galicia, la Consellería de Sanidade y la Consellería de Medio Ambiente –vía Dirección General de Conservación de la Naturaleza– un pequeño informe y una petición basada en el Mapa Mundial de la OMS, según el cual posiblemente la mitad de la población gallega estaría respirando aire contaminado con partículas PM2,5 con valores algo superiores a los mínimos establecidos por la propia OMS, aunque la gran mayoría estarían dentro de la legislación vigente. Se trata siempre de límites establecidos como valor objetivo anual para la protección de la salud.

En su comunicación, Ramón Varela Díaz, doctor en Ciencias Biológicas, catedrático de Biología y Geología y expresidente de Adega, solicitaba gestiones o medidas para cumplir las directrices de la OMS. Ante la falta de respuesta y dada la importancia del tema, el pasado 30 de diciembre de 2016 fue enviada a la Valedora do Pobo el mismo informe, a fin de que interviniese para conseguir que en el futuro se adoptasen las directrices de la OMS. En este caso, el 9 de enero de este año hubo acuse de recibo de la Valedora y tres días después, el 12 de enero, se admitió a trámite. El 31 de enero, una comunicación de la Valedora decía que en las dos consellerías afectadas le habían indicado, verbalmente, que no les constaba el mail del 25 de octubre de 2016, por lo que solicitaba su contenido junto con las circunstancias del envío (registro, e-mail, etcétera). Una vez cumplidos esos trámites, el 13 de febrero la oficina de la Valedora constató la falta de respuesta de Sanidade y de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, a pesar de tener el deber de hacerlo, según la ley del Valedor. Sanidade llegó a estar sujeta a una advertencia de la Valedora sobre las consecuencias legales de no contestarle.

Seis meses perdidos llevaron a Ramón Varela a reiterarle a dichas consellerías, el 29 de marzo, la necesidad de hacer gestiones sobre el caso ante la Xunta, el Gobierno español, el Parlamento y la Comisión Europea, para aplicar las directivas de la OMS relativas a la contaminación por partículas.

Hubo contestación oficial el 26 de abril a través del director general de Salud Pública, cuya respuesta –según Ramón Varela– se limita a citar una directiva europea y un decreto del Gobierno español relativos a la calidad del aire. Varela cree que en todo este tiempo parece que no hubo interés en leer bien su petición, en cuyo punto 2 solicitaba una intervención para influir ante el Parlamento y la Comisión Europea y el Gobierno de España para que adopten como propias lo antes posible las directivas de la OMS. @J_L_Gomez

Los límites de la contaminación de partículas

Los límites establecidos para la protección de la salud ante la contaminación de partículas son 10 microgramos por m³ para partículas pequeñas de diámetro aerodinámico de menos de 2,5 micrometros (PM2,5), mientras que la legislación en la UE tiene desde 2010 límites de 25 microgramos / m³. A su vez, para partículas de tamaño grande de diámetro 10 micrometros (PM10) la OMS estableció un máximo de 20 microgramos / m³, mientras la legislación en España y en la UE es de 40 microgramos.

Un ejemplo: las siete ciudades más importantes de Galicia y sus áreas de influencia tendrían valores comprendidos entre 11 y 19 microgramos/metro cúbico de PM2,5 y algunas superarían también los valores de 20 microgamos/metro cúbico para partículas PM10. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de la población de la península ibérica está tirando por lo alto de los 10 microgramos/metro cúbicos de PM2,5, en especial la mitad sur y áreas limitadas más el norte.

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