Desde Galicia: el Ribeiro es un nuevo tesoro en un antiguo mapa

A Irmandade de Adegueiros defende o galego no viño.
Vino de Galicia.

Botellas de Casal de Armán, Leive o San Clodio, por citar algunos ejemplos de la calidad que ahí aflora, son salmones que vuelven a remontar la corriente río arriba.

Desde Galicia: el Ribeiro es un nuevo tesoro en un antiguo mapa

Botellas de Casal de Armán, Leive o San Clodio, por citar algunos ejemplos de la calidad que ahí aflora, son salmones que vuelven a remontar la corriente río arriba.

 

No entiendo de vino ni lo pretendo. Conozco un poco este viejo oficio e intuyo la pasión secular que lo envuelve, ya que hace casi 40 años que procesamos el zumo de uva y lo destilamos para aguardiente. Las parras que sombrean las comidas dominicales de la casa familiar están repletas este verano. Si el curso de la naturaleza no se tuerce, seguramente superemos los 200 litros de blanco y los quince de orujo de la anterior añada. 

Todavía recuerdo cuando compramos el alambique cerca de Caminha y la estrujadora en Barcelos. Y ahí siguen, haciendo un trabajo que pervertiría la tecnología porque la esencia radica en compartir el proceso. El nuestro es vino de autor, obra y milagro de mi tío Jaime, perseverante en la tradición secular que un día decidió recibir como herencia. Un hombre que elabora y bebe su propio vino merece admiración y respeto: ésa es su única etiqueta. 

“Marqués de Bañobre, Denominación de Origen Rías Altas”. Así llamamos a este blanco casero de la variedad del cariño y el aprecio, un jocoso homenaje desde tierras ártabras. 

Nuestro ayuntamiento también se llama Miño, como el río de las riberas del Ribeiro. La casualidad que traigo aquí no solo tiene que ver con el topónimo. Últimamente, uno ha ido descubriendo los vinos de la Denominación de Origen más antigua de Galicia como si hubiera encontrado un nuevo tesoro en un antiguo mapa. Botellas de Casal de Armán, Leive o San Clodio, por citar algunos ejemplos de la calidad que ahí aflora, son salmones que vuelven a remontar la corriente río arriba. No tengo capacidad para definir estos vinos desde la afrutada lengua del refinamiento. Solo deseo compartir que me saben a gloria.

 

 

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