El FMI se retracta y rebaja sus previsiones económicas para Estados Unidos

Fachada de la sede del FMI. / Twitter.
Fachada de la sede del FMI. / Twitter

El equipo de Christine Lagarde advierte de que es prácticamente improbable que el país cumpla con los plazos y promesas hechas por Donald Trump y su administración.

El FMI se retracta y rebaja sus previsiones económicas para Estados Unidos

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha reculado en sus proyecciones de crecimiento económico de Estados Unidos, desmotivado por el plan de estímulos que Donald Trump se ha demorado en aplicar debido al caos que sacude cada día a su administración y le tiene en serias trifulcas en el Congreso. El Fondo estima que aun con una "constelación ideal" de políticas, el crecimiento potencial no llegará al estimado en su presupuesto y tardará mucho más tiempo en materializarse. En otras palabras, la promesa presidencial de duplicar el crecimiento será imposible de cumplir.

La consecuencia inmediata de este análisis es que el Fondo pasa un tijeretazo a sus propias previsiones hechas hace tres meses. Ahora, avisa que el crecimiento se quedará en el 2.1% para este año, dos décimas menos de lo que había predicho en abril, y cree que se mantendrá en ese nivel para el ejercicio entrante, lo cual es un recorte de hasta cuatro décimas. Como sea, es un repunte en comparación al pobre 1.6% del año pasado, el último de la era de Barack Obama. Trump había prometido que sus estímulos lo catapultarían hasta por encima de un 3%.

El despacho de Christine Lagarde apunta que la incertidumbre que rodea las políticas del republicano es "significativa" y por tanto avisa que prefiere optar por una proyección que representa que no habrá cambios notables en el corto plazo, puesto que el proyecto presidencial no avanza. Debido a ello, prefiere retraerse y no considerar el efecto potencial de podrían tener algunas medidas como la reforma fiscal, puesto que no está claro qué pueda llevarse a cabo y qué quede en palabras. El potencial de crecimiento es tasado en un 1.8%.

La premisa es que para que los cambios de política se lleven a cabo, es que el crecimiento potencial se cumpla y se mantenga en niveles bastante altos. Desde ahí se asegura que una aceleración que supere el punto porcentual como la que estima el presidente es prácticamente improbable. Hay muy pocos antecedentes, y éstos se asocian directamente a la recuperación tras la recesión.

El director del Director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, ha dicho que el crecimiento en Estados Unidos es "demasiado bajo y desigual" con todo y que cuenta con una situación de pleno empleo. Werner asegura que sus retos son prácticamente idénticos a los de otras economías avanzadas: baja productividad, contracción de la fuerza laboral, los efectos colaterales del cambio tecnológico, el envejecimiento de la población, disparidad en la cualificación de empleados y la polarización de los salarios.

El índice de pobreza en Estados Unidos es uno de los más altos entre las economías desarrolladas, llegando al 13.5% de la población total, y más de la mitad de hogares tiene menos ingresos ajustados a la inflación que no superan los de 2000. El FMI retrata así que la situación actual es completamente distinta a la vivida en los 80', considerando también que la coyuntura global ya no es favorable.

Serios desbalances

En el despacho de Lagarde se admite que la economía estadounidense disfruta de la tercera expansión más prolongada de su historia desde 1850 y el Producto Interno Bruto (PIB) es un 12% más alto que el que tenía hasta antes de la crisis. No obstante, ha detectado muchos desequilibrios a medio plazo. Unida a la desigualdad social, el Fondo cita la sostenibilidad de las cuentas públicas por la escalada de la deuda, el dólar ligeramente sobrevalorado y el deterioro de la inversión.

Tal y como había explicado en análisis previos, el FMI avisa de que "el modelo económico no funciona todo lo bien que debería para generar una prosperidad que sea compartida". Debido a ello es importante actual en varios frentes al mismo tiempo, siempre siguiendo un plan que mejore la calidad de vida de los estadounidenses.

El FMI comporta la causa por un incremento notable del gasto público en infraestructuras y cree que es elemental una reforma que ayude a simplificar el sistema tributario. De hecho, apoya también que se modernicen algunos acuerdos comerciales como el que avala los intercambios con México y Canadá e incluso que se simplifique la regulación a fin de estimular el crecimiento y el empleo, pero sin traer consecuencias negativas. "Son políticas que pueden elevar el potencial", asegura Werner.

En relación a la inmigración, el FMI estima que se debe impulsar una reforma para captar mano de obra cualificada y elevar así la participación laboral y la productividad. El Fondo hace sobresalir así su efecto positivo como potenciador del crecimiento puesto que compensa el efecto demográfico. En relación a la política monetaria agrega que la Reserva Federal debería continuar con la retirada gradual de los estímulos, estableciendo la hoja de ruta para evitar volatilidad.

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