¿Es un estigma laboral en España ser mayor de 45 años?

Gente.
Gente.

Las oportunidades laborales en muchos casos no surgen hasta alcanzar los 30 años y, según las últimas encuestas, el 80% de la juventud española reside con los padres hasta esa edad.

¿Es un estigma laboral en España ser mayor de 45 años?

“Lo único que redimirá a la humanidad es la cooperación, y el primer paso hacia la cooperación yace en el corazón de los individuos.”

                                                                                         Bertrand Russell, Premio Nobel.

Podría decirse que en la actualidad, ser mayor de cuarenta y cinco años es un estigma labora” (que no social). Ello se refleja en las caras temerosas y preocupadas de aquellos que se acercan a dicho límite o bien lo sobrepasan, en plenitud personal y de sus capacidades.

Es la edad que representa el zenit en el ejercicio y sabiduría profesional, la madurez indispensable en la actividad que desarrollamos. La valía en lo personal, la preocupación por nuestros hijos, la preparación adecuada para enseñar a la juventud que viene y merece lo mejor.

Es también la edad de los proyectos vitales por afianzar, de la obtención de los recursos económicos que nos permitan acercarnos hacia la madurez con la tranquilidad de tener la suficiente fuerza y autonomía.

El problema es la extraña contradicción: las oportunidades laborales en muchos casos no surgen hasta alcanzar los treinta años (según las últimas encuestas, el 80% de la juventud española reside con los padres hasta el borde de esa edad). Con ese parámetro las familias formadas o que se formen a partir de dicha etapa, tienen o tendrán sus hijos en la fatídica franja de los cuarenta y cinco años, en situación de adolescencia o preadolescencia. Profundamente preocupados por dotarlos de la suficiente preparación que les permita defenderse en su futuro. Un futuro que en estos momentos pasa por altos niveles de desempleo y precariedad laboral, desempeñando trabajos en su mayoría no acordes con sus estudios y cualificación.

¿Tal vez, buscamos una sociedad en la que nuestros jóvenes no tengan “todos” derecho a la mejor preparación y el acceso a ella, en condiciones igualitarias? Pero esa es… otra contradicción, otra incógnita… Es decir que el sendero de nuestro transcurso laboral, transitaría entre los estupendos treinta y cuarenta y cinco años.

Qué pasará entonces…con las cotizaciones a la seguridad social,  qué oportunidades laborales y de sostenimiento económico surgirán hasta el momento de la jubilación y durante este último periodo ¿cómo apoyaremos o sostendremos a nuestros hijos, ante el inestable futuro que se cierne en torno a ellos? 

¡Ah! ¡Quizá  debamos ser todos freelance!  Y sí, una gran parte de estupendos profesionales de un amplio abanico de ramas, han abierto sus expectativas hacia la autonomía profesional, en parte eso que ahora se llama emprender, por cierto no siempre con igual fortuna.

Pero… y los que se quedan en el camino, sin apenas expectativas laborales…. No por falta de renovado interés, ni de capacidad, sino sencillamente por su edad, o por su falta de medios o que tal vez su  proyecto ha fracasado.

¿Se hallan en el olvido?... La dignidad en el trabajo forma parte de la búsqueda de la felicidad personal. Debemos encontrar soluciones. No es imposible. Nada es imposible.

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