El émulo de Reginald Perrin, la novela que pone de manifiesto las contradicciones de algunos liderazgos

Portada de El émulo de Reginald Perrin, de Marcelino F. Mallo.
Portada de El émulo de Reginald Perrin, de Marcelino F. Mallo

Esta novela que presentamos el pasado mes de agosto indaga, desde un punto de vista crítico, en las personalidades de quienes dirigen y dan forma a las sociedades actuales.

El émulo de Reginald Perrin, la novela que pone de manifiesto las contradicciones de algunos liderazgos

Si hay un factor que está caracterizando el siglo XXI, ese será el ritmo y profundidad de los cambios sociales. Estos cambios proceden, unos, de las propias tendencias de comportamiento de los individuos; otros, de la mano de la revolución tecnológica que experimentan sectores y ámbitos de transcendencia esencial como puede ser la comunicación; y por último, cambios provenientes también de la evolución de los paradigmas de gobierno imperantes. Frente a estos convulsos movimientos que tanto afectan a lo que se denomina ambiente intrasocietal, subsiste un elemento prácticamente inalterable: el papel y la caracterización –o imagen– de los líderes.

La obra El émulo de Reginald Perrin ofrece una reflexión, cínica en ocasiones y con frecuencia agónica, sobre el papel que juegan los líderes empresariales. La novela parte de ese concepto habitual del líder como un ser invulnerable, carismático, poderoso por definición, intuitivo y expeditivo, que inspira admiración y confianza en amplios círculos de población. Se ven normalmente los líderes como poseedores de unas cualidades superiores a las de un ciudadano común. En algún caso parecen situarse a medio camino entre el hombre y cualquiera de las deidades que nos hemos ido inventando a lo largo de la Historia.

En la otra orilla, aquí estamos lo comunes, gregarios por naturaleza. Nos movemos hacia donde se dirige la mayoría. Necesitamos, o cuando menos, agradecemos un guía que dirija, un faro que marque el camino. De ahí la conveniencia histórica de los líderes. Podemos incluso odiarlos pero hacemos lo que ellos dicen, transcurrimos por donde ellos marcan, aplaudimos sus instrucciones, asumimos sus gustos y opiniones, admiramos su figura y distinción. Frente a nuestra adulación, crece su vanidad. Así pues, tenemos los gregarios que se descansan en el líder, y tenemos los líderes que se van distanciando progresivamente de la realidad. Su percepción resulta con frecuencia una distorsión.

Él émulo de Reginald Perrin trata de indagar en lo que se esconde detrás de las caras presuntuosas y autosuficientes que normalmente portan los líderes empresariales. Y lo hace a través de una comparación con el contramodelo, una especie de antihéroe que apareció en la televisión de los años 80 y que protagonizaba la imborrable serie Caída y auge de Reginald Perrin. ¿En qué se asemejan Perrin y Camilo López, el personaje principal de la novela?

En principio, lo que destacan son sus diferencias. Perrin, de entrada, es un tipo simpático. También un hombre inofensivo, no tiene que pasar por encima de nadie para conseguir sus metas. Camilo, sin embargo, cae mal, es soberbio, autoritario, hipócrita e insolente. Coinciden en su carácter atormentado, quizás por el miedo, más o menos indisimulado, al fracaso; ambos intentan el éxito y el reconocimiento de un modo compulsivo; los dos se fían de su instinto en la toma de decisiones, que a veces resultan difíciles de justificar.

Talvez la coincidencia principal radique en la vulnerabilidad que ambos padecen. Ninguno de ellos obedece a ese perfil de hombre indestructible que pintábamos hace un momento. Aquí comienza realmente la historia, que no deja de ser el relato de las obsesiones, de las ansias y ansiedades, de las limitaciones e incapacidades, de Camilo López, un auténtico líder, hombre de gran éxito aparente. La narración traslada al lector a un escenario de juegos de intereses en el seno de un grupo empresarial y le transmite las dificultades para alcanzar el equilibrio deseado entre personalidades complejas, relaciones personales y objetivos profesionales.  

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