La economía brasileña se mantiene al alza durante la administración Temer

Michel Temer. / Facebook
Michel Temer. / Facebook

Sin que los grandes medios de su país se den cuenta, el presidente brasileño se las ha ingeniado para rescatar de a poco a su desquebrajada economía.

La economía brasileña se mantiene al alza durante la administración Temer

Brasil es un país que le ha agarrado gusto –o al menos costumbre- al asunto de los escándalos. Ha sido un año calendario en el que todo su territorio ha vivido a merced de una situación política alarmante. Ocupados en cubrir noticias alarmantes como el lamentable accidente del avión del Chapecoense, los medios y la población en general ha volteado a la cara a un hecho tan cotidiano que ha pasado desapercibido ante sus ojos: la recuperación económica.

Michel Temer no ha tenido un solo día de paz desde que asumió como presidente de la república federal y su Gobierno se ha ido descalabrando lentamente y perdiendo piezas, prácticamente a promedio de una por mes. Pero en medio de ese caos en que ha inundado a los medios y a la población, el presidente se las ha ingeniado para evitar que la economía brasileña caiga en una temida recesión. Su proyecto está dando resultados y está progresando a buen ritmo, pero el peor enemigo de Temer sigue siendo el hombre que ve en el espejo todas las mañanas.

El último escándalo de su administración fue la dimisión de Geddel Vieira Lima, quien era su intérprete con el Congreso. Vieria Lima dejó su cargo luego de que el exministro de Cultura, Marcelo Calero, lo acusara de exigirle que uno de sus brazos desbloqueara la construcción de un edificio donde el señor Vieira tenía un apartamento. En otras palabras, que usara sus influencias para servir sus intereses.

Vieira entregó su renuncia y dejó más mermado a lo poco que queda del Gobierno de Temer, estrenado en mayo tras la caída de Dilma Rouseff. Por si fuera poco, Marcelo Odebrecht, el empresario más poderoso del país, ha accedido a confesar todo lo que sabe del escándalo de Petrobras, por lo que todo apunta a que la cabeza de Temer también podría rodar, o cuando menos la de su menguado equipo. Aun así, al César lo que es del César.

Con todas las tormentas en su contra, muchas que él mismo se ha buscado, Temer lleva a Brasil por el camino correcto, económicamente hablando al menos pues en el resto de temas las noticias hablan por sí solas. Por ejemplo, su política más importante es una enmienda constitucional para congelar el gasto federal en términos reales durante 20 años, lo que debería reducir la deuda y las tasas de interés y estimular la inversión privada. La iniciativa pasó ya los primeros exámenes en el senado el pasado 29 de noviembre y su voto final se celebrará a finales de este mes. Esta misma semana, Temer firmó una ley que permite a compañías privadas explorar pozos de petróleo en los mares de su país y el Gobierno Federal ofreció a compañías privadas participar por hacerse con el control de cuatro aeropuertos. El banco central dio a la política económica de Temer un voto de confianza el 30 de noviembre al reducir su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto, dejándola en un 13.75%.

La posibilidad de tasas más bajas que motivarían un renacer de inversiones, depende de una segunda gran reforma al sistema de pensiones de Brasil. El problema es que la misma obligaría a los brasileños a trabajar más y retirarse a mayor edad. Temer prometió enviar un borrador de su propuesta al Congreso para antes de fin de año.

Con todo, el escándalo que ha rodeado a su exministro de Cultura podría ayudarlo, según expertos en análisis político. Su salida abre una plaza que Temer podría llenar con algún congresista dispuesto a ser su aliado en las reformas. La vigilancia anticorrupción de los votantes ha matado al menos una ley dudosa: una amnistía para los políticos que habían aceptado contribuciones ilegales a la campaña. El jefe de Estado amenazó con vetarla y los legisladores respondieron. Así, la Cámara Baja ha pasado una medida peor, ya que le dieron a las cortes de apelación poder para disciplinar a jueces y fiscales recelosos bajo el concepto de “abuso de autoridad”. Si el senado la aprueba, los votantes le pedirán a Temer que vete esa también.

En Brasil los analistas calculan que lo que le queda de presidencia (hasta 2018) lo pasará tratando de mantener su cabeza intacta y conformándose con algunas victorias electorales. A no ser que surga un nuevo escándalo que se salga de control, la recuperación de Brasil avanzará, lento, pero avanzará.@hmorales_gt

 

 

 

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