La Casa Blanca prepara una reducción histórica al impuesto de sociedades

La Casa Blanca.
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Donald Trump espera que esta medida ayude a aliviar un poco su agetreada imagen general. El emprendimiento corre peligro por divergencias con el Organismo Legislativo.

La Casa Blanca prepara una reducción histórica al impuesto de sociedades

Voces del Gabinete de Donald Trump han adelantado que el presidente de los Estados Unidos presentará este mismo martes una histórica rebaja de impuestos para las empresas del sector privado. Esta medida reducirá hasta el 15% el impuesto de sociedades. Esto se entiende como una maniobra del mandatario para recuperar la bendición de sus votantes, quienes poco a poco le han ido la espalda según indican los últimos sondeos.

Medios locales han adelantado que esta medida fue adoptada a último instante tras rondas intensas de negociaciones. El presidente se sabe a las puertas de celebrar sus primeros 100 días en el poder y, pese a que públicamente no se muestra entusiasmado, quiere hacer algo que alivie su pobre imagen en los sondeos para celebrar tal fecha. Su palmarés hasta ahora se limita a la elección del magistrado conservador Neil Gorsuch para el Tribunal Supremo, algo que dicho sea de paso provocó un terremoto en el Senado. De ahí en más, esta primera centena de jornadas en el poder no han dejado sino dolores de cabeza, renuncias y hasta la dolorosa derrota que recibió del mismo Partido Republicano con el proyecto para la abolición del Obamacare. Esa precisamente es la cicatriz más grande que le ha quedado de estas batallas.

Desmantelar el Obamacare era más que un emprendimiento para el partido conservador, era deshacerse de todo aquello que desprecian, era el sueño que durante año los sostuvo unidos en el Capitolio desde la oposición. Cuenta con mayoría de los suyos tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, pero Trump no fue capaz de sacar adelante esta iniciativa, por lo que tuvo que retirarla entre celebraciones del Partido Demócrata. Fue una cachetada a un hombre acostumbrado a hacer lo que quiere sin autorización de nadie. La propuesta había sido presentada por Paul Ryan, jefe de la Cámara de Representantes, pero Trump decidió hacer suya la tarea de que ésta triunfara y la movida lo dejó desnudo ante su pueblo.

Así, esta nueva medida, que viene incluida en un grupo más grande de medidas impositivas, viene a ser un salvavidas para su menguada Administración. Junto a las tasas locales y estatales, la presión fiscal a las empresas en Estados Unidos es de casi un 40%, una de las tasas más altas de Occidente y, según los grandes empresarios, un obstáculo desproporcionado para atraer inversiones. Barack Obama llegó a pensar en rebajarla a un 28%, mientras que el Gran Viejo Partido (GOP, por sus siglas en inglés), lo había propuesto en un 25%. El neoyorquino no está para complacencias a estas alturas y va por más.

El 15% es una tasa que se queda muy por debajo incluso de empresas como Francia y Japón, y con ello las arcas públicas del Gobierno federal dejará de peribir hasta dos billones de dólares en un plazo de diez años. "Se cubrirá conin el aumento económico que proporcionará", ha explicado Steven Munchin, secretario del Tesoro estadounidense. Esa significativa caída al presupuesto del país ha sido ignorada, cuando menos en público, por el presidente y su equipo de asesores.

Las cuentas públicas están ahora mismo en una situación delicada. Pese a que la economía local empieza a retomar aire, el déficit para el año pasado fue el equivalente al 3.2% del Producto Interno Bruto (PIB), que es de 587.000 millones de dólares, en tanto que la deuda pública es ya del 105% del PIB, una cifra de casi 20 billones de dólares. Y los republicanos le tienen pavor a los números rojos. Esta (otra) discrepancia entre la visión de Trump y los dogmas republicanos dejan al proyecto en una encrucijada, pues el partido tiene solamente cuatro senadores más que los demócratas, y ya ha quedado claro que ni congresistas ni senadores son precisamente seguidores del presidente.

Trump quiere darle una alegría a quienes le dieron su voto el 8 de noviembre. En medio de persecuciones y acusaciones por los cada vez más evidentes nexos de su equipo con Rusia, el calor de los suyos es lo único que le puede dar un poco de oxígeno. Pese a que sus niveles de desaprobación entre los estadounidenses son alarmantes, cuando se trata de cuestiones económicas sigue siendo un hombre fiable. Y fiable ya no sólo visto por sus votantes, sino en general por la sociedad estadounidense. Este recorte fiscal es un guiño a esa bendición. Posteriormente vendrán la millonaria inversión en infraestructura y la desregulación de Wall Street. Trump quiere llegar a la cima con pasos cortos, arriesgándose a que eventualmente éstos, seguros a día de hoy, le hagan caer cuando llegue a alturas más vertiginosas.

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