Tras las huellas del mito

Jesse Owens
Jesse Owens. / Google

Siempre ha dicho que los atletas de color tienden a tener una cierta “superioridad” sobre otros deportistas. Mito o no, los atletas de color han marcado una pauta en la historia universal.

Tras las huellas del mito

En la historia del deporte no se puede jamás obviar el performance realizado hasta ahora por los atletas de la raza negra superando abiertamente en lo físico y técnico a  otros deportistas,  aumentando el dilema de la superioridad racial;  y si en verdad los genotipos humanos muestran algunas diferencia en relación a la adaptación de ciertos fenómenos externos (clima, cultural, alimenticio entre otros) que permiten un desarrollo pleno de las capacidades de los atletas.

Partiendo desde un plano retrospectivo del tema, muchos analistas deportivos e investigadores universitarios han establecido que la época de la esclavitud estadounidense las madres negras fueron muy bien alimentadas por parte de su propietario para que a su vez al momento de dar a luz sus descendientes fueran vigorosos para las tareas asumir en su futuro.

Muchos investigadores concluyen que simplemente el hombre y la mujer de color destacan en las disciplinas de alto rendimiento porque sencillamente están hechos genéticamente y culturalmente para ello.

Esta coyuntura comenzó a principios de siglo XX cuando en plenos Juegos Olímpicos de Berlín, el entonces dictador germano Adolfo Hitler, manifestó la teoría de la superioridad racial en este caso de los competidores teutones basados en la filosofía de la supremacía aria con el resto de los seres humanos, pero lo pensado por  Hitler quedó en simple y vana hipótesis al ver caer a sus atletas ante lo demostrado por los corredores negros que representaban a los Estados Unidos, así lo manifiesta García Fajardo (2000).

Jesse Owens como punto de partida

La gesta demostrada por el velocista Jesse Owens al ganar en forma aplastante cada competencia en la que participó pulverizó lo pensado por el Gobierno alemán; y dándole a los atletas de raza negra el protagonismo en este tipo de competencia.

García asevera que  lo hecho por Owens significó el aumento de la práctica del atletismo en las poblaciones negras de los Estados Unidos las cuales vieron a la actividad deportiva como una vía de ascenso económico y social,  describe que lo realizado por Owens significó el crecimiento y la apertura de los espacios deportivos a la población negra estadounidense.

La demostración de superioridad en cada evento en el cual participó el atleta afroestadounidense echó por tierras las teorías e hipótesis por Hitler, y poner en evidencia las falencias atléticas y físicas de los competidores de otras razas en comparación con los de color en las competencias de alto rendimiento.

Continuando en relación al trabajo realizado por García trabajar sobre este tema resulta espinoso y delicado por los antecedentes políticos y raciales desde los años sesentas en la sociedad norteamericana, con los recordados “Black Powers” quienes con mano alzada vestida con guante negro le dijeron al resto del mundo las penurias vividas por la gente de color en los EUA.

Los “Black Powers” fueron simplemente la bandera político-social de una generación, la cual aprovechó el escenario de unos Juegos Olímpicos en este caso los realizados en la capital mejicana en el año de 1968.

Más adelante García analizas algunos aspectos estadísticos que refuerzan esa superioridad que muchos especialistas ponen en tela de juicio, en que se basa García; pues la última victoria en la prueba  de los 100 m ganada por un  atleta blanco fue en los Juegos Olímpicos de Munich en el año de 1972 con un crono de 10” 14  marca impuesta por el soviético Valeri Borzov.

Otra victoria blanca en la prueba reina del atletismo se dio en la edición de Moscú en el año de 1980 producto del boicot político de las naciones capitalistas sobre el bloque comunista del mundo bipolar de entonces, siendo el vencedor el escocés Alan Wells; desde ese momento  los últimos 32 finalistas de los 100 m han sido de ascendencia negra  en las cuatros olimpíadas más recientes.

El 70% de los atletas en el fútbol americano son afroamericanos y el 40% en las Grandes Ligas son atletas de color.

Pero la superioridad del atleta negro no sólo es en las pruebas de velocidad su supremacía se evidencia en otras competiciones como las pruebas de fondo dominada placer por los corredores kenianos tantos en juegos olímpicos como citas mundialistas.

García en su trabajo establece nueves razones o fundamento físico y de biotipo basados en un estudio realizado en el año de 1928 que refuerzan científicamente la superioridad de los atletas negros sobre los deportistas de otras razas.

Cuestión de biotipo

La primera razón según dicho estudio es que los atletas negros poseen una menor proporción de grasa subcutánea en brazos y piernas con un cuerpo y estructura muscular más finos con hombros más anchos y cuadriceps más ancho es decir una musculatura más desarrollada.

Los deportistas negros presentan una cavidad pulmonar pequeña es por ello su poco o nulo desempeños en disciplinas como la natación y la marcha a campo travieso; posee un centro de gravedad más elevada con una posición sentada más compacta con caderas más estrechas y pantorrillas ligeras.

Posee una envergadura y un estiramiento máximo de los segmentos más grandes, tales como que la mano es más grande que el antebrazo siendo este a su vez más grande que el brazo  y el pié es relativamente más largo que la tibia que en comparación con el muslo es mayor su dimensión.

Tienen una densidad corporal más fuerte gracias a una densidad mineral de los huesos más elevados y una masa ósea más pesada  como también unos niveles de testosterona (del 13 al 19%) que favorecen el anabolismo y mejoran el desarrollo de la masa muscular y disminuir los índices de grasas en el cuerpo.

Estas características de biotipos favorecen al atleta de color en ciertas disciplinas con el fútbol americano, el sprint y el baloncesto;  teniendo desventaja en las actividades deportivas que requieran mayor resistencia como por ejemplo la natación.

Esto simplemente puede confirmar algunas teorías expuestas por distintos científicos los cuales manifiestan que las características de genotipo y raciales son factores fundamentales para destacar y rendir en cualquier disciplina deportiva.

Jhon Entine (2003), en su trabajo “El Deporte y la Raza”; especula que las características raciales en los atletas son un factor fundamental para destacar y predominar en una actividad deportiva en especial, Entine comprueba en sus investigaciones las estadísticas que avalan su hipótesis.

Según Entine para los Juegos Olímpicos del año 2004 efectuados en Atenas, capital griega, se pudo constatar el dominio de las razas en distintas disciplinas deportivas, un ejemplo de ello es en la especialidad del lanzamiento ya sea de jabalina o martillo; la mayoría de los atletas pertenecían a la etnia blanca a diferencia de las pruebas de velocidad en donde los atletas negros se apoderaban de los primeros lugares.

Los atletas asiáticos no se quedaron atrás superando abiertamente al resto de los competidores en las disciplinas del Ping Pong (Tenis de mesa), Artes Marciales y La Gimnasia.

Es decir que las características de biotipos son fundamentales para el rendimiento del atleta  y marcan la diferencia a la hora de conseguir marcas positivas en cualquier actividad deportiva.

El peso cultural y económico

Otro factor fundamental dentro de la investigación de Entine (2003), es que las mejoras socio culturales en los atletas han permitido un mejor desarrollo muscular al ser parte de programas estatales de alto rendimiento en donde se buscan desarrollar mecanismos que permitan la evolución de las ciencias aplicadas al deporte y elevar el rendimiento del hombre en las competencias de alto nivel.

Un fidedigno ejemplo de ello es que los atletas pueden destacar según la disciplina que se practiquen en su entorno, como por ejemplo para la sociedad norteamericana no es común que sus jóvenes practiquen el críquet o el badminton deportes muy practicados en las colonias británicas y el continente asiático.

Las cifras y estadísticas en el trabajo desarrollado por Entine no mienten y exponen la gran participación de los atletas de color en las principales disciplinas deportivas que predominan en el panorama sociocultural de hoy.

Según Entine la población descendiente del este africano es de apenas un 8% de la población total del planeta, representando un 12% en la población estadounidense y tan sólo el 2% en el Reino Unido; pero su presencia en las distintas disciplinas deportivas es mucho más que significativas  como por ejemplo el 30% de los jugadores de la primera división del fútbol inglés es de origen negro.

Continuando con las cifras se puede apreciar que el 70% de los atletas en el fútbol americano son afroamericanos y el 40% en las Grandes Ligas son atletas de color.

Estas cifras comprueban que fenómenos sociales y de biotipo han ayudado a los atletas de color a tomar el protagonismo en las diferentes disciplinas de alto rendimiento y ratifica que el aspecto intrínseco de cada raza la hace especial para desarrollarse en un deporte en específico.

Sin olvidar los aspectos socioculturales en donde se han desarrollado las distintas sociedades negras que habitan el globo terráqueo permitiendo un desarrollo genético para marcar cierta supremacía en las distintas actividades deportivas en donde los atletas de color no tienen competencia alguna.

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