Florentino Pérez se ratifica a sí mismo y a Rafa Benítez en rueda de prensa
El todopoderoso presidente del Real Madrid convocó a los medios de comunicación para culpar a todo lo que se mueve menos a sí mismo de la debacle del Real Madrid en el Clásico.
Ratificado: Dícese de aquel que se ha convertido paulatina o repentinamente en rata.
Dolido tras el Clásico, Florentino encontró la excusa perfecta para saltar a la palestra a hacer su show propagadístico-acusatorio-victimista trimestral y convocó una rueda de prensa en el Santiago Bernabéu. Los que estuvieron allí cuentan que el olor de la Sala VIP era nauseabundo. A los restos aun hediondos de la diarrea masiva que provocó la recuperación de Messi, se unieron los aromas que se desprendían de los calzones de un amplio sector del periodismo que rodeaba al jefe.
Florentino se ratificó y escapó de asumir cualquier responsabilidad cual roedor en un naufragio atacando al mundo en general con el planteamiento más ofensivo que se ha visto en Madrid desde La Quinta del Buitre - ese ser inferior, que le bautizó como Ser Superior-. Descubrió a España cuanto le odian - y por tanto al Real Madrid - el AS y el MARCA de Roncero y de Campillo (sic) que todo el mundo sabe que odian al club blanco más aún que Josep Pedrerol; culpó a la prensa y a las campañas "antifló" del pésimo juego de su plantilla mil millonaria; expresó su ‘cariño’ a los jugadores - en especial a Cristiano - y al entrenador - el mismo que le hace las alineaciones pidió que le dejasen trabajar -. Tuvo tiempo incluso de acusar al socio blanco - no sin razón - poco menos que de imbécil y de dejarse manipular por las mentiras de la prensa tras la pitada a un himno a medio millón de decibelios tapada por el himno al final del partido. Siempre con semblante serio, llegó a amenazar con mencionar el nombre de los periodistas que según él persiguen, que no son sino varios de sus escribanos a sueldo, para que no se olviden de que Florentino no paga traidores.
Nada nuevo en una rueda de prensa en la que solo soltó una leve sonrisa cuándo mencionaba esas elecciones que nunca pasarán y cuándo al final se acercó a saludar a algunos de los periodistas apesebrados que le rodeaban esperando a que les salpicara alguna gotita de la orina del capo. A algunos solo les faltó besarle el anillo.
