Una copa que se merece el madridismo, pero que no merecen los jugadores

Copa de Europa en San Siro/ www.elespanol.com
Copa de Europa en San Siro/ www.elespanol.com

El Real Madrid no puede permitirse otra temporada como esta; este final feliz no puede ocultar la carencia de un estilo de juego y de una escuela.

Una copa que se merece el madridismo, pero que no merecen los jugadores

El Real Madrid tiene un plantillazo. Mejor que el Barça desde hace años. Futbolistas de una técnica excelente han tenido que luchar contra sus propios egos para poder arrancarle algún título al Barcelona de esta última década. No es cierto que el Barça de Guardiola fuera el mejor equipo del mundo. Tenía a Messi y a Xavi. Y un estilo de juego basado en el toque, en el rondó y en la precisión del pase.

Muchos analistas tenemos la sensación de que el Madrid era un equipo con mayor calidad individual, pero que ese equipo estuvo siempre mal gestionado y dirigido desde el vestuario y la propia institución, porque no hubo ni orden, ni diálogo y sí que hubo demasiado narcisismo. Esta temporada ha sido un desastre. Sí. No es broma.

Los madridistas han sufrido lo indecible, no ante las derrotas, sino ante la falta de pasión y un hastío congénito que obligó a jugadores como James a un destierro impensable y que él mismo también se buscó. El fútbol es azaroso en su propio origen y un sorteo favorable forzó al Madrid a llegar a la final. Repito "forzó". Estaban obligados y su calidad se lo permitía. Si no eran capaces de eliminar a los rivales de su sorteo, muchos jugadores quedarían retratados.

Zidame ha aportado ilusión, es cierto, y esa autoridad moral que uno de los mejores jugadores de la historia desprende con solo mirarte a los ojos. Este triunfo no puede ocultar la realidad de un problema que el entrenador francés, con sibilina inteligencia, parece estar paliando: más protagonismo a la cantera, oportunidad para los que trabajan y evitar el enfrentamiento de egos dentro del vestuario.

El Madrid nunca necesitó un entrenador. Necesitó un chamán. El Madrid ha sido un Panzer aparcado en una cuneta que, de vez en cuando, disparaba con una capacidad destructiva inédita. Una copa del Rey, una liga y dos Copas de Europa son poca cosa para este equipo en estos últimos años en los que debía haber pasado por encima al Barça de Messi. Y con facilidad. Que la Copa de Europa no ciegue a estos jugadores y a la institución. El proyecto está por hacer y esta Copa no es un éxito, es una oportunidad. 

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