De nuevo el Tenorio impregna el espíritu de la festividad de difuntos

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Grupo de teatro María Casares. / Mundiario

El mito regresa, si alguna vez se ha ido. La magia de Don Juan se muestra voluptuosa, siempre precisa. Los camposantos nos llaman, se llenan de flores, recuerdos y cánticos.

De nuevo el Tenorio impregna el espíritu de la festividad de difuntos

Los camposantos nos llaman, se llenan de flores, de recuerdos y cánticos. El mito regresa, si alguna vez se ha ido. La magia de Don Juan se muestra voluptuosa, siempre precisa. 

La mortecina luz otoñal nos lleva a rememorar aconteceres pretéritos, el lugar (cementerio), propicio al recuerdo: su sombra (La de D. Juan) revolotea sobre nuestro inconsciente haciéndole proclive a su permanente recuerdo. En D. Juan se reúnen las principales características del héroe romántico, las que le convierten en mito y le han permitido pervivir universalmente.

Después de una vida licenciosa, enfrentado a todos y a todo, bravucón, pendenciero, que se jacta con frecuencia de su arrojo y valentía, la finiquita rendido al amor de una mujer, el amor salva su alma al pie de la sepultura haciéndole exclamar.

“…es el Dios de la clemencia

el Dios de Don Juan Tenorio

Todas estas sensaciones las hicieron sentir los componentes del grupo de teatro María Casares, con sede en el Sporting Casino Coruñés, compuesto por Mary Carmen Torreira, Paco,Font, Esther Fdez, Esther López, Marina, Ricardo Amparo, Victoria, Fina, María Ángeles, Loli, bajo la dirección del profesor Luis Fermín. Escenificaron una lectura dramatizada del mito de Zorrilla. Con ello quisieron contribuir a la manifestación artística más clásica de nuestro teatro romántico. @mundiario

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