Madera de boj, la última novela de Camilo José Cela Trulock

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Madera de boj.

Cela empezó la novela después de recibir el Premio Nobel en 1989. Anunciaba que le costaba terminarla. Espasa Narrativa la publicó en 1999, con Cela ya mayor, a sus 83 años.

Madera de boj, la última novela de Camilo José Cela Trulock

“Madera de boj” es una obra al estilo Cela, celiana, un extenso relato inconexo, con un sinfín de personajes distintos que vienen y van desde el primer capítulo al último y al revés, donde el narrador, estimamos el propio Cela, va mezclando anécdotas, dichos e historias de los personajes pero mezclados sin punto y aparte con cientos de naufragios, embarrancamientos, incendios o destrozos contra las rocas de distintos barcos, muertes de marineros, pescadores o militares - todo ello en la Costa da Morte, en el fin del mundo de los romanos, el Finisterre galaico.

Así como en “Mazurca para dos muertos” Cela narra con una magnífica prosa la Galicia del interior, Ourense. En “Madera de boj” Cela se sitúa en la Galicia del litoral, la Costa da Morte. Apuntamos que “La cruz de San Andrés” Cela narra la Galicia urbana, teniendo en cuenta que su argumento no es suyo.

Se llama Costa da Morte por el gran número de muertos, ahogados, marineros y barcos que se han ido a pique en esta zona entre Punta Roncudo y Finisterre. La navegación desde el norte de Europa hacia el sur, África o Sudamérica, pasa por esta costa.

Los capitanes de los barcos tienen instrucciones de sus compañías para pasar cerca de una costa de tormentas. Así ahorran el caro combustible. Algunas veces un temporal de grandes olas meten agua en las máquinas y éstas paran. El resto lo hace la mar. El barco queda a la deriva, se acerca a tierra, se destroza contra las rocas entre grandes olas de espuma blanquecina.

Entonces muchos nombres da Costa da Morte salen en las noticias: Malpica, Laxe, Camariñas, Muxía, Corme, Traba, Camelle, Lires, Finisterre, Cabo Vilán o Punta do boi - mar por donde circulan ballenas, arroaces o rorcuales.

“Madera de boj” es una novela muy densa; no es fácil leerla, y menos de tirón. No engancha por su planteamiento, nudo y desenlace, que no tiene. De hecho el propio Cela dice en la novela varias veces: -“la vida no tiene argumento”- hoy hay una preocupación enfermiza por el orden-ahora ya no es como antes, ahora la gente ha descubierto que la novela es un reflejo de la vida-

Para él la novela está ordenada. Como en las otras ya está escarmentado de llevar la contraria. La novela es como la vida misma, un principio y un final. La muerte no tiene principio ni final, muere uno y nace otro, sin que tenga que haber un planteamiento, nudo y desenlace.

La novela es también una crónica de los muertos ahogados. La mar devuelve los muertos panza arriba- dice, capitanes, marineros, tripulantes o soldados en los numerosos naufragios de barcos, salpicados entre las páginas de una historia inconexa de personajes variopintos y sus anécdotas, narración llena de nombres propios, playas, puertos, barcos, naufragios, cabos, montes o pueblos.

Una mezcla de refranes en gallego, dichos, pensamientos, partes de canciones folklóricas, ocurrencias, como el sueño de la familia de Cela que quiere construir una casa en la costa con madera de boj, o decir que los pimientos de Herbón hay que freírlos sin rabo para que no amarguen, o querer llegar a Padrón por el río con la marea alta.

Una sucesión constante de palabras escogidas, un léxico brillante, mezcla de castellano y gallego, idiomas en armonía maravillosa que hará a los castellano- parlantes acudir al pequeño diccionario en el anexo.

Para los amantes de la literatura de Cela es la culminación de la trilogía gallega: Mazurca, La cruz de San Andrés y Madera de boj, lejos de otras lecturas más fáciles como La familia de Pascual Duarte de 1942 o La Colmena de 1951. No obstante, “Madera de boj”, leída con pausas, es una gran novela. Don Camilo José ya no escribió más, muere a la edad de 86 años el año 2002.

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