Los gallegos emigran desde el siglo XVIII, tanto a Europa como a América

Mujeres trasladan equipajes con destino a La Habana en el puerto de A Coruña, en 1925. / Ángel Blanco
Mujeres trasladan equipajes con destino a La Habana en el puerto de A Coruña, en 1925. / Ángel Blanco

La Academia Galega nació en Cuba, un país de acogida de miles de gallegos, como Argentina, México, Venezuela o Uruguay. Muchos se fueron después de Cuba a Estados Unidos.

Los gallegos emigran desde el siglo XVIII, tanto a Europa como a América

"Los gallegos no protestan, emigran".

Alfonso R. Castelao.

 

Los gallegos –millones se puede decir– emigran desde el siglo XVIII, tanto a Europa como a América. La primera fase de la emigración gallega comenzó en el siglo XVIII, cuando miles de paisanos se fueron a trabajar como jornaleros a tierras de Andalucía, Castilla y Portugal.

En una segunda fase, entre los años 1860 y 1936, se producen los flujos de emigrantes con destino a países como Cuba, Argentina, Uruguay, México o Brasil. Algunos de ellos se fueron después de Cuba a Estados Unidos, sobre todo a ciudades como Tampa o Miami, en Florida.

En una tercera fase, ya en la década de los años 50, se reanuda la emigración hacia Argentina y, un nuevo destino, Venezuela, que vivía años de esplendor por su potencial petrolífero. En paralelo otros se van a Centroeuropa –Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Luxemburgo, Bélgica y Suiza–, así como a zonas industriales de España como Cataluña, País Vasco y Madrid. El Instituto Español de Emigración (IEE) cifró en un millón de personas la emigración que entre 1959 y 1973 salió a Europa. Los años 70, tal vez con la excepción de Suiza, marcaron el final de la emigración gallega a gran escala.

Haigas como este Cadillac Fleetwood 60 Special de 1954 llegaron a Galicia de la mano de algunos emigrantes. / automovilclubdegalicia.blogspot.com

Haigas como este Cadillac Fleetwood 60 Special de 1954 llegaron a Galicia de la mano de algunos emigrantes. / automovilclubdegalicia.blogspot.com

En términos económicos, el emigrante que triunfa en los países americanos lo hace a menudo como empresario, lo cual se da en menor medida en Europa

El haiga del emigrante retornado fue el símbolo del triunfo de aquellos gallegos que se fueron a hacer las Américas. La propia Real Academia Española terminó por aceptar la palabra haiga, que significa automóvil muy grande y ostentoso, normalmente de origen norteamericano. Pero, como advierte Galicia Única, sería injusto recordar a los indianos solo por sus haigas, porque a ellos debe toda una generación de gallegos su desarrollo como personas, en numerosas escuelas, que aún perduran reconvertidas en centros de cultura y de ocio. En términos económicos, el emigrante que triunfa en los países americanos lo hace a menudo como hombre de negocios o empresario, lo cual se da en menor medida en Europa. Del mismo modo, el desarrollo de la cultura gallega es mucho mayor en América que en Europa.

El gallego americano sigue las corrientes de muchos intelectuales del exilio causado por la Guerra Civil, especialmente en México y Argentina. Antes había sucedido algo similar en Cuba, donde a principios del siglo XX se funda la Academia Galega, promovida por Curros Enríquez.

Las editoriales fundadas por los emigrantes gallegos en América permitieron que salieran a la luz sus creaciones literarias y de investigación, ensayos políticos, etcétera. Sobresalieron revistas como Galeuzka (1954, Buenos Aires), Vieiros (1959, México) y Galiza Emigrante, y en Argentina se abrieron paso intelectuales de la talla de Castelao, Blanco Amor, Luis Seoane, Lorenzo Varela, Rafael Dieste o Lois Tobío, mientras que el programa de radio de referencia en el exterior se hizo en Montevideo, la capital de Uruguay, a partir de 1950.

Alfonso R. Castelao.

Alfonso R. Castelao.

A uno y otro lado del Atlántico florecieron asociaciones, hermandades, sociedades, casas y centros de emigrantes gallegos, cuyo papel fue cultural pero también social e incluso asistencial, educativo y sanitario.

La crisis de 2008 dio paso a una cuarta fase de emigrantes, aunque esta vez con un perfil social distinto: jóvenes universitarios. Reino Unido y Alemania son algunos de los países de acogida.

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