Expulsan de clase a los autores del Siglo de Oro y dejan el Bachillerato sin literatura universal

Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación. / TVE
Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación. / TVE

Se llama Íñigo Méndez de Vigo y Montojo, es portavoz del Gobierno y ministro de Educación, y pasará a la historia por suprimir –con el respaldo del presidente Rajoy– la asignatura de Literatura Universal en el bachillerato y, por ende, de la selectividad.

Expulsan de clase a los autores del Siglo de Oro y dejan el Bachillerato sin literatura universal

Hay decisiones del Gobierno que pasan casi desapercibidas a pesar de su enorme gravedad y trascendencia. Suele ocurrir cuando la atención de la mayoría se centra –o descentra– en hechos tan voluminosos y frontales como la corrupción, la violencia, la crisis económica o el paro.

El golferío político no deja ver ese otro sórdido bosque en el que trafican perversas sinrazones los incompetentes y analfabetos que nos gobiernan una vez tras otra.

Se llama Íñigo Méndez de Vigo y Montojo, es portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Cultura y Deporte, y pasará a la historia por suprimir –con el respaldo del presidente Rajoy– la asignatura de Literatura Universal en el bachillerato y, por ende, de la selectividad.

Si su nefasto antecesor, José Ignacio Wert, eliminó la Filosofía con el insultante pretexto de que “España no tiene tradición filosófica” –¡Ortega, Unamuno, Bueno, Aranguren, Marías, Savater… deben ser vietnamitas!-, bajo el mandato de Méndez de Vigo serán expulsados de las aulas Wilde, Dante, Shakespeare, Dumas, Goethe, Dickens, Tolstoi, Kafka… y tantos y tantos como han sido y son.

Pero el Gobierno no solo comete esa barbarie cultural, esa canallesca mutilación de las Humanidades, sino que limita al Siglo XX español el temario de Literatura, sepultando en el más aberrante olvido a Cervantes, Calderón de la Barca, San Juan de la Cruz, Góngora, Lope de Vega, Garcilaso, Quevedo, Fray Luis de León, Valdés, Ruiz de Alarcón, Bécquer, Larra, Espronceda, Zorrilla

¡No cabe en cabeza humana mayor disparate! Una atrocidad que bien debería provocar la movilización no solo de la comunidad educativa responsable sino de toda la sociedad para evitar tamaña animalada y, por añadidura, mandar a galeras a esa caterva de dirigentes estúpidos, empecinados en cegar las fuentes del conocimiento humanístico.

Decía Unamuno que “el interés supremo debe ser el de elevar el nivel de cultura general y despertar el gusto por las cosas que dignifican y afinan al espíritu". Y decía Kafka que “la literatura es siempre una expedición a la verdad”. El interés supremo y la verdad han sido aniquilados. Hace tiempo que lo están.

Nuestros más insignes pensadores y hombres de letras claman desde sus tumbas cambiar de nacionalidad.

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