Compostela para peregrinos llegados por el Camino de Santiago (3)

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Pedrón, en la iglesia de Padrón (A Coruña).

En el final del Camino los peregrinos cumplen con algunos ritos, pero además muchos tratan de conocer la historia y cultura de una ciudad fascinante: Compostela.

Compostela para peregrinos llegados por el Camino de Santiago (3)

Continúa la leyenda en esta serie sobre Compostela para peregrinos llegados por el Camino de Santiago. En el puerto de Iria Flavia los discípulos amarraron la barca en el "Pedrón", columna que se conserva debajo del Altar Mayor de la Iglesia de Padrón, tiene una inscripción con  las letras "No Ori Eses D. S. P." mide 2,5 metros de alto y 62 cm de ancho.

El geógrafo gaditano Pomponio Mela cita, -Sars, juxta turrem Augusti, titulo memorabilem- monumento dedicado a Augusto (en el puerto de Iria) frente a la desembocadura del río Sar. Por tanto las letras podrían ser parte de la frase:  “Patrono Caporieses de suo posere”, es decir, "Protector de los Caporieses Pusieron de su bolsillo"  (el monumento).

Entiendo que los Caporos, celtas de Iria, nombran protector a Augusto y le dedican este monumento. Del relato del traslado hablan las bulas de los Papas Clemente V en 1088 y Gregorio IX en 1227, la barca figura reflejada en el escudo ya antiguo de Padrón. Atanasio y Teodoro pidieron permiso para enterrar el cuerpo a la señora Lupa dueña del territorio, que vivía en el "Castro Lupario" a dos leguas de  Iria Flavia, pero les envía a la autoridad romana de la zona Filotro quien tenía su residencia en Dugium, Duyo, cerca de Finisterre.

Filotro les hace prender, logrando después escapar siendo perseguidos hasta Nicracia, Negreira, al cruzar el puente sobre el río Tambre se derrumba, después de pasar los perseguidos.

Se presentan otra vez ante Lupa autorizándolos para efectuar el enterramiento cerca del Monte Iliceno, hoy Pico Sacro, donde los discípulos recogieron lo necesario para realizar la sepultura. Con respecto al lugar elegido para ello pusieron los restos del Apóstol sobre un carro tirado por bueyes de ese lugar a los que dejaron en libertad de seguir el rumbo que su instinto les marcase.

Los bueyes se pararon en el sitio de Amaía, de allí los animales no quisieron pasar, la tradición recoge este espacio al lado de la capillita de la calle Franco, hoy existe una placa.

Los discípulos construyeron un hipogeo dando sepultura a los restos del Apóstol junto con los objetos traídos desde Jerusalén, sobre la tumba colocaron un altar guardándolo todo en un edificio. Atanasio y Teodoro cuidaron la tumba realizando allí los oficios sagrados. a su muerte también fueron enterrados en el mismo recinto.

Más tarde en el año 257 el emperador Vespasiano prohibió las reuniones de cristianos cerca de los sepulcros. El edificio fue abandonado arruinándose poco a poco no quedando más que piedras cubiertas de vegetación. El sepulcro fue olvidado durante muchos años.

La inventio

Se le llama así a la descripción del relato del descubrimiento de los restos del Apóstol y sus discípulos. Está redactada en un escrito: "la concordia entre San Fagildo abad de San Paio y el obispo Pelaez" del año 1077. En el escrito se cita un documento no encontrado del año 865 en el que se relata el descubrimiento de la tumba:

"En el año 813 el ermitaño Pelayo, Paio, decía los oficios sagrados a los pobladores próximos a la Iglesia de San Fiz de Solovío cerca de Amaía en un lugar llamado "Liberum Donum", Libredón, cuando en días sucesivos vio brillar una estrella sobre un alto roble en medio del bosque, en el momento de acercarse al lugar escuchó cánticos espirituales".

"Paio comunicó estos hechos al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, a donde pertenecía ese territorio, el obispo acudió acompañado de otros sacerdotes comprobando el suceso, se cortó la espesumbre hasta llegar a una cueva en la que había un enterramiento romano con las tumbas que atribuyeron al Apóstol Santiago y sus discípulos".

"Posteriormente el obispo comunica el hallazgo al rey Asturiano Alfonso II el Casto quien llega a Libredón para observar el hecho, ordenando que se construya una iglesia sobre el mismo sitio del hallazgo, se le considera la primera catedral, a la que dona una superficie de tres millas a su alrededor."

"Este descubrimiento se pone en conocimiento del Papa León III quien lo hace conocer a la humanidad mediante una bula, al mismo tiempo se comunica al emperador de Europa Carlomagno (788-816) en su sede de Aquisgrán"-. @mundiario

(Continuará).

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