El precandidato republicano Donald Trump tiene aires de populista y huele a fascista

Donald Trump. / donaldjtrump.com
Donald Trump. / donaldjtrump.com

El magnate ignora la gran contribución que históricamente han hecho los inmigrantes en EE UU que han ayudado con su trabajo y esfuerzo al desarrollo de ese país.

El precandidato republicano Donald Trump tiene aires de populista y huele a fascista

El magnate ignora la gran contribución que históricamente han hecho los inmigrantes en EE UU que han ayudado con su trabajo y esfuerzo al desarrollo de ese país.

Es probable que el excéntrico candidato Donald Trump gane las primarias del partido republicano. Lo grave es que si las pierde, puede presentarse como candidato independiente, lo que complicaría al partido.

Su campaña provocadora, agresiva y políticamente incorrecta en que agrede a las minorías, a las mujeres y a los políticos le ha dado réditos, aunque cueste creerlo.

Su estrategia consiste en menospreciar al que quiere y crear polémica. No le importa si ofende o pierde votos, lo que le interesa es que hablen de él. Y lo logra plenamente porque está acaparando las primeras planas de los periódicos y los medios y está en primer lugar de las encuestas. Tampoco se arrepiente ni retracta, al contrario, ratifica su posición.

Su aspiración de ocupar la oficina oval de la Casa Blanca es un excentricidad más. Como ha logrado acumular una gran fortuna, ahora aspira a ser presidente de su país.

La peor arremetida fue contra los inmigrantes mexicanos. Dijo que habría que levantar un "gran muro" en la frontera entre EE UU y México, que debería ser pagado por los vecinos del sur. Luego aseguró: “México no es nuestro amigo". Mala afirmación porque EE UU lo tiene como tercer socio comercial.

Después dijo: "México está trayendo drogas, el crimen, a los violadores y algunos asumo, son buenos”.

Esto provocó la protesta de miles de inmigrantes. Si bien ha perdido su voto, logró lo que quería por su enfermizo afán de protagonismo: que realicen protestas, que se pronuncien en las redes sociales, que el millonario mexicano Slim rompa sus negocios con él y que Macys retire la ropa de marca con su nombre.

Ignora la gran contribución que históricamente han hecho los inmigrantes en EE UU que han ayudado con su trabajo y esfuerzo al desarrollo de ese país.

Trump es el prototipo del nuevo rico que cree que su dinero le da el derecho a decir lo que quiera. Pero no es más que un candidato que da vergüenza ajena por su falta de ética y de conocimientos básicos de su país.

Tienes aires de populista y le dice al pueblo lo que quiere oír: "Tristemente, el sueño americano está muerto. Pero si fuera elegido presidente, lo traería de regreso, más grande, mejor y más fuerte que nunca y haríamos a Estados Unidos grandioso de nuevo".

En realidad representa el pensamiento de la mayoría de la clase media estadounidenses que lo admira por haber creado un imperio económico y que les gustaría emular. Según Forbes tiene una fortuna de U$ 4.100 millones y ocupa el lugar 405 en la lista de hombres más ricos del mundo.

Quiere destruir al terrorismo, que es el principal temor de sus compatriotas, y ha ofrecido liquidarlos. Sus simpatizantes consideran al magnate como el único que se atreve a decir lo que muchos piensan y callan.

Su fin es captar el voto de la gran clase media estadounidense media racista y discriminadora que rechaza a las minorías. Si por ellos fuera, preferirían que no vivan en su territorio.

Trump está jugando con fuego. Solo esperamos que no gane las presidenciales ya que huele a fascista.

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