Los nuevos ayuntamientos deben aprender a desarrollar políticas de empleo

Uno de los objetivos críticos de los ayuntamientos españoles debe ser contribuir a la generación de riqueza y trabajo de modo que sus ciudadanos tengan la garantía de conseguir un empleo digno.

Los nuevos ayuntamientos deben aprender a desarrollar políticas de empleo

Uno de los objetivos críticos de los ayuntamientos españoles debe ser contribuir a la generación de riqueza y trabajo de modo que sus ciudadanos tengan la garantía de conseguir un empleo digno.

Repasen los presupuestos municipales vigentes y la propia actividad de cada corporación hasta hoy y comprobarán que, aún en estos años de cifras brutales de desempleo, las políticas dirigidas a reactivar la economía y los puestos de trabajo no han estado presentes en la política de ningún ayuntamiento.

Nula contribución de los ayuntamientos

La política municipal en España suele ignorar, o como mucho minimizar, la promoción de proyectos empresariales, la atracción de capital productivo o la construcción de un ecosistema propicio al crecimiento económico. Los ayuntamientos entienden que esa labor corresponde a otras instancias, que su función se limita esencialmente a la ordenación urbana y a la prestación de servicios. Lo cual representa una visión miope incompatible con las demandas de la sociedad actual y con el contexto de competencia global existente también entre ciudades.

Esta equivocada concepción de la función de los ayuntamientos proviene del inmovilismo propio de las instituciones que deriva en una pura gestión de la continuidad, así como de la reducida dimensión que suelen observar los municipios en España. He ahí que una de los primeros conceptos a implantar deba ser la cooperación intermunicipal, que puede adoptar diversas fórmulas y que incluso se puede beneficiar de los programas comunitarios vigentes con este fin. Además, mientras que la imprescindible reordenación administrativa no se lleve a cabo y reduzca el número actual de ayuntamientos a una cuarta o quinta parte de los actuales, la actuación coordinada con las Diputaciones habría de utilizarse igualmente con el fin de superar los evidentes inconvenientes que implica el reducido tamaño de los municipios.

Una política de empleo para los municipios

Ya se haga en cooperación o en solitario, las corporaciones que están a punto de constituirse tras las pasadas elecciones tienen que actuar de un modo diferente al de los anteriores gobiernos locales. Están obligadas a repensar su organización y recursos para incorporar los medios necesarios -capital e inteligencia, sobre todo- de modo que sean capaces de promover la actividad económica dentro de su territorio y, con eso, de generar oportunidades laborales tanto para los desempleados como para los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo.

¿Qué hacer? No es preciso inventar nada. Ciudades de países bien distintos llevan décadas funcionando cómo auténticos polos de desarrollo. El análisis de los factores endógenos de cada municipio y la detección de las actividades con un mayor potencial de empleo vinculados a ellos, la elaboración de un banco de oportunidades de desarrollo de proyectos, la intervención / colaboración directa en las universidades y centros de formación profesional para difundir las iniciativas anteriores y promover planes de acción a partir de ellas, la constitución de fondos de inversión de capital mixto, la creación de un ecosistema relacionado con la economía medioambiental, la dotación de suelo industrial e instalaciones empresariales a precios óptimos, la construcción de un programa integral en torno a la llamada economía creativa, por ejemplo, son medidas conocidas.

Las líneas estratégicas, así pues, existen. Los ayuntamientos del 2015 deben identificarlas, desarrollarlas y ejecutarlas. Ahí tienen su primer gran desafío para el próximo período de cuatro años.

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