Nobel de Economía para Angus Deaton, un crítico con las políticas de austeridad

Angus Deaton.
Angus Deaton.

Quizás este premio haga que algunas de sus obras sean leídas con más atención y sus herramientas puedan ser puestas a disposición de la sociedad para la construcción de un mundo mejor.

Nobel de Economía para Angus Deaton, un crítico con las políticas de austeridad

Quizás este premio haga que algunas de sus obras sean leídas con más atención y sus herramientas puedan ser puestas a disposición de la sociedad para la construcción de un mundo mejor.

El premio Nobel de Economía de 2015 o, mejor, dicho, el Premio en Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel, es el único galardón que, aún concediéndose en la misma ceremonia que los demás y estando dotado financieramente igual, no figuraba en el testamento del magnate sueco en 1895. Su entrega es relativamente reciente, comenzó en el año 1969, por iniciativa del Banco de Suecia. Desde entonces, el perfil de los economistas distinguidos ha sido parecido: misma media de edad, sexo, nacionalidad, escuela…, con muy contadas excepciones. En la última década, además, el galardón se concentra geográficamente en estadounidenses de nacimiento o adopción, por estudios sobre los mercados financieros, la oferta y la demanda, el comercio internacional e, incluso, los beneficios de la política antinflacionista. 

Este año, la Academia distingue a Angus Deaton (1945), economista de origen escocés, catedrático en la Universidad de Princeton, por su análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar social. Su carrera ha transcurrido por la economía del desarrollo y ha estado dedicada al estudio de determinados patrones de comportamiento individual, que derivan en ciertos resultados macroeconómicos. 

Desde sus primeros trabajos, Deaton desarrolla herramientas que se han utilizado en la literatura estándar para medir un sistema de demanda “casi ideal” (AIDS), dependiente de los ingresos individuales y de los precios de todos los demás bienes y servicios. Recientemente, sus investigaciones tratan de evaluar los niveles de ahorro y gasto individual que permitan discernir mecanismos de desarrollo a nivel macroeconómico.

Autodefinido como keynesiano, ha sido una de las voces más críticas con las políticas de austeridad imperantes en Europa en los últimos años, siempre girando alrededor de los ejes fundamentales de su obra: la distribución de la renta de los consumidores entre bienes y servicios; y el ahorro y gasto agregado, demostrando que el análisis de los datos individuales son un elemento fundamental para explicar los patrones que luego se reflejan en las magnitudes macroeconómicas, tales como la formación de capital o los ciclos empresariales. Todo ello con el objetivo de “diseñar políticas económicas a favor del bienestar y de la reducción de la pobreza”, tal y como reconoció el fallo.

Fiel reflejo de esta vida dedicada a la investigación económica son las declaraciones que hacía este lunes cuando dijo que “cientos de años de crecimientos desiguales en el mundo… están provocando una enorme presión en las fronteras…, que sólo el alivio de la pobreza en origen ayudará a cambiar…”. Quizás la concesión del galardón, que se entregará junto con los otros en Estocolmo el próximo 10 de diciembre, haga que algunas de sus obras sean leídas con más atención y sus herramientas puedan ser puestas a disposición de la sociedad para la construcción de un mundo mejor.

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