España, lejos del Gobierno abierto: la transparencia aquí ni existe ni se exige

Mariano Rajoy, en su comparecencia por el caso Bárcenas.
Mariano Rajoy, en su comparecencia por el caso Bárcenas.

Necesita un cambio en la gestión de la información haciéndola transparente. Las administraciones no abren sus informaciones al ciudadano y los partidos no se toman esto en serio.

España, lejos del Gobierno abierto: la transparencia aquí ni existe ni se exige

Necesita un cambio en la gestión de la información haciéndola transparente. Las administraciones no abren sus informaciones al ciudadano y los partidos no se toman esto en serio.

Transparencia no es solo una palabra de moda en el ámbito político; transparencia debería ser una exigencia irrenunciable cuando se trata de las administraciones públicas y sus gestores. Hoy, puedo decirlo claramente, la Transparencia se administra, se gestiona y se dosifica. Las administraciones carecen de una apuesta real para que los ciudadanos sepan lo que ocurre de puertas adentro de ministerios, consejerías o concejalías. No les interesa. Prefieren contarlo gota a gota, en el momento adecuado.

Mientras en otras partes del mundo los gobiernos transforman sus datos privados y cerrados en datos públicos, en nuestro país seguimos con los muros levantados y mil candados para que nadie se entere de lo que no debe. Imagínense ustedes conocer en tiempo real los datos de incidencia de la Gripe A, o acceder directamente a los de los siniestros en las carreteras, o a los de los pagos a proveedores, o a los de contaminación en municipios o autonomías. En fin, imaginemos que los gobernantes españoles utilizan la tecnología que ya existe y que en otros confines del globo aplican para que la información sea pública y no privada de unos cuantos. Eso en España está muy lejos de ser real. Lo que se llaman OpenGob, es decir, un Gobierno tecnológicamente abierto es el objetivo de países como Reino Unido, Estados Unidos o Francia. Aquí alguna comunidad autónoma, sobre todo Euskadi, ha iniciado tímidamente el camino; y todavía más tímidamente el Gobierno español en materias como Ayuda al Desarrollo, Innovación, Contratación, Cultura, Deporte, Energía o Medio Ambiente.

En otros lugares los medios de comunicación están acostumbrados a interactuar con esos datos, a acceder a informaciones en tiempo real y publicarlas también en tiempo real para que los ciudadanos estén realmente informados. Eso sí, aquí el Ministerio de la Presidencia ha preparado un borrador del que será II Plan sobre Gobierno Abierto, un listado de objetivos y estrategias que formarán parte del Open Government Partnership. Pero el ciudadano de a pié, el elector, los que pagamos nuestros impuestos, casi ni nos hemos enterado.

Es una lástima que esta marea no llegue hasta aquí. En España hace un par de años se puso en marcha el denominado Proyecto Aporta, que se quedó en una mera guía de uso, aunque después, hace ahora apenas tres meses lanzó lo que denominó una versión de pruebas de su primer catálogo de datos que se quedó solo en una lista de enlaces a distintos departamentos de la Administración Central. Es decir, poco más que fuegos artificiales. Lamentable.

Sería bueno que se hablara de esto en las campañas electorales, que los partidos políticos llevaran a la parte más visible de su ideario sus compromisos sobre transparencia. La Gobernanza hoy es diferente. No olvidemos que la Información es el auténtico poder y por tanto de la liberación de esa información puede llegarnos una auténtica revolución social.

Hoy, que tanto se habla de emprendedores, son estos y miles de pequeñas empresas y autónomos los que desarrollarán aplicaciones de lo más diverso para que se democratice la información. Este ha sido uno de los grandes logros de Barack Obama, uno de los cambios radicales que está significando un auténtico golpe de timón para la nación más poderosa del mundo.

La Gobernanza es donde más cambio aportará esta nueva corriente de lo abierto. Una Gobernanza transparente en la que los ciudadanos participan de verdad en la gestión y regulación de lo público. Todos debemos exigirlo. 

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