EE UU-Siria: Cuando los elefantes se pelean, la hierba es la que sufre

Un edificio destruido por la guerra civil en Siria.

En los últimos 30 años, EE UU ha invadido o atacado, con o sin la ONU: Granada, Panamá, Iraq, Somalia, Yugoslavia, Afganistán, Sudán, Pakistán, Yemen, Somalia y Libia.

EE UU-Siria: Cuando los elefantes se pelean, la hierba es la que sufre

Ante viejas creencias de que la Historia tiende a repetirse recuperé  uno de los libros de Howard Zinn ‘En la otra historia de los Estados Unidos’  que pude leer durante mi época universitaria. Y  en uno de sus párrafos  me detuve en las palabras de Martin Luther King (hijo), pronunciadas en 1967, relativas a la guerra contra Vietnam que su país había desatado e imposible  no pensar en Siria:

 “Esta locura debe cesar de alguna manera. Debemos parar ahora. Hablo como un hijo del Señor y hermano de los pobres que sufren en Vietnam. Hablo por aquellos cuyas tierras están siendo devastadas, cuyas casas están siendo destruidas, cuya cultura está siendo destruida. Hablo por los pobres de América  que están pagando el doble precio de las esperanzas en casa y la muerte y la corrupción en Vietnam. Hablo como ciudadano del mundo, por el mundo que contempla horrorizado el camino que hemos tomado. Hablo como un americano  [estadounidense] a los líderes de mi propia nación. La gran iniciativa en esta guerra es nuestra. La iniciativa para detenerla debe ser nuestra”. 

La situación es muy complicada, y ninguna solución que se adopte tiene todo a su favor. Habría que ser muy pragmático e intentar llevar a cabo las acciones que causen el menor daño posible. El régimen de Bachar el Asad es absolutamente condenable, desde el momento en que está masacrando a su propio pueblo, y me da igual el tipo de armas que utilice (lo de la línea roja de las armas químicas que algunos apuntan como simple artificio). Cuenta con el apoyo explícito de Irán y con la vergonzosa complicidad de la Rusia de Putin, entre otras potencias. En estas circunstancias, lo ideal sería una operación especial que buscase descabezar directamente al régimen, eliminando a El Asad y no provocar más agonía a un pueblo  que se levanta y se acuesta con el mantra del sufrimiento.

La noticia de hoy se centra en que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense acordó un borrador de resolución para respaldar el uso de la fuerza en Siria que autoriza una acción militar durante 60 días y sin que esto implique tropas sobre el terreno.

El comité acordó un texto provisional que deja la puerta abierta a que el Congreso extienda 30 días adicionales las operaciones militares en territorio sirio, según informaron fuentes del Senado al diario Washington Post.

Todo se cuece en casa

Atacar o no atacar, he ahí la cuestión. ¿Por qué tantas vueltas? Sencillamente la incapacidad de la economía estadounidense para sufragar este ataque. Según Dmitri Pánchenko, director general adjunto de la compañía de inversión Freedom Finance,  “Hoy en día la economía de EE.UU. no puede hacer frente a una guerra sin cuartel, y es poco probable que el presidente de EE.UU. se haga ilusiones sobre ello.  […] la guerra podría costar medio billón de dólares e incluso más”. Y agrega: “Obama tendrá que poner en marcha medidas para reducir la deuda de EE.UU. en 1,2 billones de dólares (7-8 % de la deuda total), pero debido a que en los últimos años la deuda pública solo creció, realmente es una tarea difícil”. 

En el mismo sentido, según asesores parlamentarios estadounidenses, partiendo del problema de los severos recortes en defensa, quese elevan “a decenas de miles de millones de dólares”, el Ejército de EE UU no estaría capacitado para financiar esa guerra proyectada contra Siria, contando sólo “con los fondos operativos actuales”. De ahí la necesidad de buscar el dinero que hace falta recurriendo al Congreso, informa  The Washington Free Beacon.

La Historia habla alto y claro

EE UU de forma unilateral o junto a sus aliados tiene una larga trayectoria en decir  ‘ahora, toca guerra’.

La primera guerra mundial (1914-1918), aquellas contradicciones entre países imperialistas, mató entre ocho y nueve millones de personas.

 Como dicen que el ser humano tropieza dos veces en la misma piedra enseguida llegó la segunda guerra mundial (1939-1945), que buscaba resolver nuevas y viejas contradicciones entre las metrópolis imperiales, mató aproximadamente al 2 % de la población mundial de entonces, unas 60 millones de personas.

Dentro del marco de esta guerra, sin que EE UU lo haya reconocido jamás; y sin que Europa, en modo cínico, lo denunciara alguna vez, el mayor acto terrorista que registra la historia corresponde al bombardeo atómico del 6 de agoto de 1945 sobre Hiroshima (con un saldo de 140,000 personas muertas) y el del 9 del mismo mes sobre Nagasaki (con un balance estimado de 80.000 muertos). Con su lanzamiento, Truman inauguró la Guerra Fría como medio de intimidación a la URSS, no para vencer al Japón.

 En la guerra contra Vietnam (1950-1975), el imperio cobró la vida de entre 2 y 5,7 millones de personas. En la que impuso a Corea (1950-1953), la de un millón de coreanos.

Y en los últimos 30 años, solo o acompañado, con sanción o sin sanción de la ONU, EE UU ha invadido o atacado: Granada (1983), Panamá (1989), Iraq (1991), Somalia (1993), Yugoslavia (1995), Afganistán y Sudán (1998), Yugoslavia (1999), Afganistán (2001), Iraq (2003), Pakistán, Yemen y Somalia, desde el 2002 hasta el presente, haciendo uso de aviones no tripulados, y Libia (2011).

Un lío monumental

La guerra siempre es un negocio... para algunos. Si se ataca Siria, Rusia, China y, sobre todo Irán, ya han dicho que la arman. Israel está deseoso; a río revuelto, ganancia de pescadores. Todos, menos Siria tienen armamento nuclear y algunos tienen ganas de usarlo. Nada bueno puede salir de todo esto. Y Arabia Saudí, a la chita callando, financiando a los rebeldes y a Al Qaeda. Un lío monumental.

Aunque la  proyectada guerra contra Siria y una cadena interminable de países del mundo sea una iniciativa de naturaleza indiscutiblemente imperial, la iniciativa para atajarla debe ser de la humanidad entera. Y debe ser atajada ahora porque  cuando los elefantes se pelean, la hierba es la que sufre. Esta vez, le ha tocado a Siria.

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