¿Continúa siendo la sanidad universal y gratuita en todo el territorio español?

Tesorería de la Seguridad Social.
Tesorería de la Seguridad Social.

El funcionamiento de la sanidad se descompone poco a poco por la falta de medios, de criterio empresarial, y también por el afán de poder de las comunidades autónomas.

¿Continúa siendo la sanidad universal y gratuita en todo el territorio español?

El funcionamiento de la sanidad se descompone poco a poco por la falta de medios, de criterio empresarial, y también por el afán de poder de las comunidades autónomas.

Conocía el funcionamiento de la medicina privada a través de sus seguros y asegurados, esos 8 o 9 millones de personas que no acuden a la Seguridad Social por tener otra alternativa y que se suman a los afortunados que nunca han necesitado ir al médico. Ahora circunstancialmente llevo un tiempo metido en los entresijos de la Seguridad Social y no gano para sorpresas. Ya había asistido a la caída de mi madre, una anciana de 94 años que se golpeó la cabeza y quedó desorientada, confusa y con otros problemas añadimos. Solicitado hora para el neurólogo urgentemente, la citaron para dentro de siete meses así que acudimos a él privadamente. Solicitada la prueba del TAC en la medicina oficial, nos dieron hora para dentro de un año ¡con 94 años cumplidos! Llegué a pensar que la medicina universal y gratuita pone velas a San Antonio y otros recursos para que los pacientes se mueran antes de ser atendidos.

Cuando las circunstancias me llevaron al prestigioso Hospital de La Paz en Madrid, la primera sorpresa vino al comprobar que la consultas externas solo funcionan hasta las 15 horas y las ventanillas de 9 a 14:30. Sabía por mi hija, que trabajó allí, que el horario de 8 a 15 conviene reducirlo de 9 a 14 para no diferenciarse mucho de lo usual. Había muchos carteles sindicales, anuncios de huelga, y quejas por la reducción de camas o no sustitución del personal de baja, de vacaciones, o jubilado, así como contra la privatización de la gestión de hospitales públicos, pero no es cuestión de señalar a los funcionarios que se agrupan en las cafeterías más que en las ventanillas, al igual que en cualquier empresa, aunque sea un simple equipo de fútbol,  cuando algo no funciona hay que mirar a dos cosas, la dirección y el presupuesto que maneja.

La larga espera de las ventanillas de información, las de citas, las de farmacia, o cualquier otra de las que habitualmente hay que recorrer, se suma a la permanencia en listas de espera durante meses, y que sumando especialistas, analistas, pruebas, etc., puede demorarse años, formando la mayor aberración de lo que se pretende llamar ahorro. El gasto escamoteado por una reducción de plantilla de hecho, o por las malas costumbres de cuando el personal sobraba, provocan un coste desmesurado al Estado carente del más mínimo sentido lógico. Es evidente que nadie se ha molestado en calcular lo que cuesta a las empresas, muchas de ellas públicas, todas esas horas perdidas en colas y colas, o todas los gastos que provocan a la Seguridad Social la gente que está de baja en su desesperante lista de espera. No es difícil comprobar matemáticamente que el ahorro que se hace en coste de personal para evitar hacer turnos o abrir una ventanilla más, es ínfimo comparado con el coste de las horas de trabajo perdidas y con el coste de las bajas por enfermedad de aquellos que debería haberse curado antes.

Las empresas suelen estudiar seriamente la mejor distribución en planta de sus equipos, minimizan el problema del transporte interno y localizan sus centros logísticos buscando siempre una mayor productividad, esfuerzo que el Estado dinamita con las horas perdidas gracias al caótico funcionamiento de la Seguridad Social. También podríamos hablar de otras instituciones pero no es el momento.

Una extraña forma de ahorrar
Como añadido tenemos que el afán de poder de las comunidades autónomas ha llevado a que cada una de ellas administre la sanidad a su manera, convirtiendo el servicio en algo que dista mucho de ser igual para todos los españoles. Un grave error del Estado porque ya no podemos acudir a un centro de la comunidad donde nos encontremos sino a la que nos corresponde. De hecho tengo un volante para una simple analítica de sangre que me piden en Madrid y estando en la Comunidad Valenciana en la fecha solicitada me han advertido de que allí no me darán ese servicio, que debo realizar un costoso viaje a Madrid. Una extraña forma de ahorrar.

 

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