En aras de la seguridad se cometen los mayores desmanes contra la privacidad

Dominio de internet.
Dominio de internet.

Cuantas más leyes de seguridad ciudadana se promulgan, menos libertad tenemos el conjunto de los ciudadanos. Los controles nos afectan a todos por igual, incluidos los delincuentes.

En aras de la seguridad se cometen los mayores desmanes contra la privacidad

Cuantas más leyes de seguridad ciudadana se promulgan, menos libertad tenemos el conjunto de los ciudadanos. Los controles nos afectan a todos por igual, incluidos los delincuentes.

Libertad y Seguridad son dos palabras que han unido los gobiernos, especialmente después del atentado yihadista de Charlie Hebdo en París. Me temo que con esta armonización semántica los que tenemos algo que perder somos todos los ciudadanos. Leyendo  "El pequeño libro rojo del activista en la red" de Marta Peirano, concluyo que todos somos  sospechosos y susceptibles, por tanto,  de ser espiados. 

Marta Peirano ofrece herramientas para que los activistas de la red puedan protegerse  de la vigilancia de  los gobiernos. Activistas periodistas que deben proteger sus fuentes o simplemente disidentes de las prácticas de los poderosos gobiernos.

En el prólogo del libro, Edward Snowden advierte de la amenaza que para el periodismo de investigación supone la "monitorización" de los encuentros no autorizados entre un reportero y su fuente. Esa amenaza es directamente proporcional a la información libre que recibe el ciudadano.

La red de Internet está bajo control. En aras de la seguridad se suelen cometer los mayores desmanes contra la privacidad y la disidencia democrática. Cuantas más leyes de seguridad ciudadana se promulgan menos libertad tenemos el conjunto de los ciudadanos.  Los controles nos afectan a todos por igual, incluidos los delincuentes. Sentirse espiado en la red nos obliga a tomar precauciones sobre la utilización que hacemos de ésta.

Siempre he pensado que frente a las redes sociales, comercialmente,  el producto a vender éramos nosotros mismos, pero ahora todos somos sospechosos de ser espiados si los algoritmos de nuestras comunicaciones resultan inquietantes para los que nos controlan.

¿Nos desconectamos o tomamos precauciones? Si optamos por lo segundo recomiendo leer el libro de Marta Peirano.

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